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​El Papa Francisco, a lo largo de su pontificado, ha defendido con firmeza la libertad y la democracia, considerándolas pilares esenciales para una sociedad justa y fraterna. Sus enseñanzas, plasmadas en encíclicas, discursos y cartas, abordan estos valores desde una perspectiva profundamente humana y espiritual. A continuación, se presenta una recopilación ampliada de sus reflexiones más significativas.

Libertad: Don y Responsabilidad

El Papa Francisco ha enfatizado que la libertad no es simplemente la capacidad de elegir, sino una responsabilidad orientada al bien común. En su catequesis del 20 de octubre de 2021, afirmó que la verdadera libertad «se realiza plenamente en la caridad» y tiene una dimensión social fundamental, buscando el bien de todos. Además, ha destacado que la libertad es un tesoro que se aprecia realmente solo cuando se pierde, subrayando que no debe considerarse un derecho adquirido, sino un don y una herencia que debemos custodiar.​

En su discurso ante el Congreso de Estados Unidos en 2015, Francisco defendió la libertad religiosa como un derecho humano fundamental, advirtiendo contra las formas modernas de tiranía que buscan suprimirla o utilizarla como pretexto para el odio y la brutalidad. Llamó a los fieles de diversas tradiciones religiosas a unir sus voces en favor de la paz, la tolerancia y el respeto a la dignidad y los derechos de los demás. ​

Democracia:

Francisco ha abordado la democracia como un proceso participativo que debe estar al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables. En su encíclica Fratelli tutti, critica cómo términos como «democracia», «libertad» y «justicia» han sido manipulados y vaciados de contenido para justificar acciones que perpetúan la desigualdad y la exclusión. Advierte sobre los peligros del populismo que ignora la legitimidad de la noción de pueblo y llama a reconocer y fortalecer los movimientos populares como expresión auténtica de la democracia. ​

En su discurso en Trieste en julio de 2024, el Papa afirmó que «la democracia no es una caja vacía», sino que está ligada a los valores de la persona, de la fraternidad y de la ecología integral. Instó a no manipular ni deformar la palabra democracia con títulos vacíos que puedan justificar cualquier acción. ​

Además, en su visita a Luxemburgo en septiembre de 2024, Francisco llamó a que la democracia sea el antídoto contra los nacionalismos, destacando la importancia de construir una Europa unida y solidaria inspirada en valores espirituales. ​

Encíclicas y Documentos Clave

Fratelli tutti (2020)

En esta encíclica, Francisco aboga por una fraternidad universal y critica los sistemas económicos y políticos que perpetúan la desigualdad. Subraya que la fraternidad no es solo resultado de condiciones de respeto a las libertades individuales, sino que tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la igualdad. Advierte que la democracia se atrofia si deja fuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad. ​

Evangelii Gaudium (2013)

En esta exhortación apostólica, el Papa propone un modelo económico centrado en el bien común, con especial enfoque en «Techo, Tierra y Trabajo». Critica severamente al capitalismo neoliberal, al que considera estructuralmente injusto, y denuncia la «cultura del descarte», la idolatría del dinero y la inequidad social como fuentes de violencia y exclusión. ​

Laudato Si’ (2015)

Esta encíclica aborda la crisis ecológica y desafía el antropocentrismo moderno, abogando por una nueva relación respetuosa con la naturaleza. Subraya la inseparabilidad entre ecología y dignidad humana, y promueve un desarrollo sostenible integral. ​

Dilexit Nos (2024)

En su última encíclica, Francisco denunció la guerra y el consumismo, reafirmando su compromiso con la paz y la justicia social. ​

Compromiso Global y Defensa de los Oprimidos

El Papa Francisco ha sido una voz potente en la defensa de los derechos de los más vulnerables a nivel global. Durante sus viajes a África, denunció el colonialismo, la explotación económica y la injusticia ecológica, afirmando que «África no es una mina que explotar, ni una tierra que saquear». Su ministerio estuvo centrado en los pobres, los marginados y la justicia social, influenciado por la Teología de la Liberación. ​

Además, desde el inicio de su pontificado, Francisco evidenció su compromiso con los migrantes y los más vulnerables, como lo demostró en su visita a la isla de Lampedusa en 2013. Creó un dicasterio específico para migración y refugiados, contribuyendo a combatir discursos xenófobos y a visibilizar la crisis migratoria en el Mediterráneo. ​

Estas enseñanzas reflejan el compromiso del Papa Francisco con una visión de libertad y democracia arraigada en la justicia social, la participación activa y el servicio al prójimo.

Perfil ideológico político y la Teología de la Liberación

Desde su elección en 2013, el Papa Francisco ha ejercido su ministerio con una marcada sensibilidad hacia los temas sociales, económicos y políticos que afectan a los más vulnerables. Aunque evita afiliarse a ideologías partidarias, su pensamiento y acción se alinean en muchos aspectos con postulados de la izquierda política. A través de sus encíclicas, discursos y cartas pastorales, Francisco ha esbozado una crítica firme al neoliberalismo, una defensa radical de la dignidad humana y una promoción activa de la justicia social, la participación popular y la ecología integral.

Crítica al capitalismo y la economía de exclusión

Uno de los elementos más notables de la visión política de Francisco es su crítica al sistema económico imperante. En Evangelii Gaudium (2013), denuncia una «economía de la exclusión y la inequidad» que descarta a los pobres y pone la ganancia por encima de la persona. Rechaza la teoría del «derrame» como una falacia que nunca ha sido confirmada por los hechos. Estas afirmaciones lo ubican próximo a corrientes de pensamiento crítico al capitalismo, que encuentran eco en la izquierda económica y social.

Asimismo, Francisco critica la «idolatría del dinero» y la financiarización de la economía, señalando que el mercado por sí solo no garantiza el desarrollo humano integral. Propone, en cambio, un modelo donde el Estado tenga un rol regulador y redistributivo que asegure el acceso equitativo a los bienes fundamentales.

Ecología integral y crítica al productivismo

En Laudato Si’ (2015), el Papa plantea una crítica estructural al modelo tecnocrático dominante, denunciando el deterioro ambiental y su conexión con la pobreza y la exclusión. Su propuesta de «ecología integral» supera el ambientalismo superficial y se vincula con una visión del mundo profundamente relacional, donde el cuidado de la casa común está íntimamente unido a la justicia social. Esta perspectiva se alinea con los postulados de la izquierda ecologista, que promueve modelos de desarrollo sustentables, democráticos y equitativos.

Francisco también denuncia la explotación de los recursos naturales por parte de grandes corporaciones y gobiernos sin escrúpulos, afirmando que los pueblos originarios y los pobres sufren primero y más profundamente los efectos de la crisis climática. Su defensa de los bienes comunes y su crítica al extractivismo lo acercan a movimientos sociales y populares de izquierda que luchan por la soberanía ambiental y territorial.

Democracia popular y protagonismo del pueblo

En Fratelli Tutti (2020), Francisco se refiere con preocupación a la manipulación de conceptos como «democracia» y «libertad» para justificar modelos excluyentes. Propone, en cambio, una democracia con base en la fraternidad, la amistad social y el protagonismo de los pueblos. Esta visión se concreta en su apoyo a los movimientos populares, a quienes llama «poetas sociales» y reconoce como expresión auténtica de una democracia de base.

En sus discursos a estos movimientos, como en la carta de 2020, propone como derechos humanos fundamentales el acceso a Tierra, Techo y Trabajo. Esta «triple T» encarna una agenda política transformadora, centrada en la dignidad del trabajo y la justicia distributiva, elementos medulares de una izquierda humanista y social.

Rechazo al autoritarismo y al nacionalismo excluyente

Lejos de cualquier apoyo al populismo autoritario, Francisco alerta sobre los riesgos de los liderazgos mesiánicos y de los nacionalismos cerrados que construyen enemigos para fortalecerse. En su discurso en Trieste (2024), defiende una democracia que no sea una «caja vacía», sino que se fundamente en valores humanistas, inclusivos y participativos. Esta defensa de una democracia viva, plural y comunitaria contrasta con las tendencias elitistas o tecnocráticas que despolitizan la vida pública.

Influencias y coherencia con la tradición social de la Iglesia

Aunque su pensamiento puede leerse desde una clave progresista, Francisco no actúa como un político de izquierda tradicional. Más bien, retoma y actualiza la Doctrina Social de la Iglesia, en diálogo con la teología del pueblo y experiencias comunitarias de América Latina. Influenciado por la Teología de la Liberación en su versión argentina, su enfoque no es ideológico sino pastoral, centrado en la dignidad humana y el amor preferencial por los pobres.

Declaración LIBERTAS: Legado de S.S. Francisco para la libertad y la democracia

Ante el fallecimiento del Papa Francisco, elevamos una declaración de gratitud y compromiso en la defensa de la Libertad y la Democracia.

Si bien su visión puede no ser compartida en su totalidad, puede considerarse unprofeta de libertad, un arquitecto de puentes democráticos y un testigo fiel de la dignidad humana.

Su voz resonó en los márgenes del mundo, allí donde la libertad es negada y la democracia es traicionada. Frente a los sistemas de exclusión y los poderes que niegan el rostro del otro, Francisco proclamó que la auténtica libertad no se realiza sin justicia, y que la democracia verdadera no puede construirse sin el pueblo.

Hoy, su pensamiento y ejemplo nos invitan a custodiar una libertad con raíces éticas.

Nos exhorta a defender una democracia que sea más que una forma de gobierno: una forma de vivir, de compartir, de decidir con el otro y para el bien de todos.

LIBERTAS comparte los valores defendidos por Su Santidad, una libertad solidaria, inclusiva, que se ofrece como camino y promesa para la Humanidad. Una democracia viva, encarnada en los pueblos, inspirada por la fraternidad y alimentada por la esperanza.

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