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La “solución de dos Estados” (Israel y Palestina) a 12 de septiembre de 2025.

  • Impulso diplomático en la ONU: El 12 de septiembre de 2025 la Asamblea General aprobó por amplia mayoría (142–10–12) la llamada “Declaración de Nueva York”, que pide pasos “tangibles, con plazos e irreversibles” hacia dos Estados sin participación de Hamas. Israel y EE. UU. la rechazaron por considerarla contraproducente/no vinculante. (press.un.org)
  • Reconocimientos estatales en Europa: En mayo de 2024 España, Irlanda y Noruega reconocieron oficialmente al Estado de Palestina, buscando acelerar una salida política y presionar por un alto el fuego y negociaciones. En mayo de 2025 los cuatro (sumando Eslovenia) reiteraron su “compromiso renovado” con la implementación de los dos Estados. (Reuters)
  • Normalización árabe–Israel condicionada: Arabia Saudita mantiene que no habrá normalización plena sin un camino creíble a un Estado palestino; recientemente advirtió que cualquier anexión en Cisjordania la haría inviable. (Atlantic Council)

Grandes obstáculos ahora mismo

  1. Guerra y crisis humanitaria en Gaza. Los combates siguen, con bombardeos y destrucción extensiva; aumentan las muertes ligadas a malnutrición y la ayuda es limitada. La mediación (Qatar, Egipto, EE. UU.) está tensionada tras el ataque israelí del 9 de septiembre en Doha contra operativos de Hamas, que elevó la fricción con países del Golfo. (Politico)
  2. Política israelí contraria a un Estado palestino. El primer ministro Netanyahu reafirmó esta semana que “no habrá Estado palestino” y avanzó en planes de asentamientos que fragmentan aún más Cisjordania. (Al Jazeera)
  3. Gobernanza palestina y “post-Hamas”. La mayoría de iniciativas internacionales condicionan el camino a dos Estados a un arreglo sin Hamas y a una Autoridad Palestina reformada, capaz de gobernar Gaza y Cisjordania, algo que aún no está resuelto. (Esto está implícito en la Declaración de Nueva York y en los documentos de apoyo de la ONU). (The Times of Israel)
  4. Territorio, seguridad y Jerusalén. Sin acuerdos claros sobre fronteras 1967 con canjes, estatuto de Jerusalén, seguridad (incluyendo desmilitarización y garantías internacionales) y refugiados, no hay negociación sustantiva que prospere. (Puntos centrales resumidos en los debates de la ONU y análisis recientes). (press.un.org)

Qué significa la votación de la ONU (sept. 2025)

  • Es políticamente significativa (marca consenso global más amplio que en años recientes) pero no es vinculante ni crea el Estado por sí misma. Puede, eso sí, ordenar el tablero: legitimar sanciones/recompensas diplomáticas, activar hojas de ruta y condicionar agendas (normalización árabe, cooperación UE, ayuda y reconstrucción). Israel y EE. UU. la descalifican como gesto “publicitario” y desequilibrado. (Reuters)

Señales de avance vs. retroceso

Avance:

  • Reconocimientos europeos en cadena y presión multilateral para un calendario hacia dos Estados. (Reuters)
  • Posible paquete EE. UU.–Arabia Saudita–Israel si incluye un camino creíble a la estatalidad palestina (seguridad, defensa aérea regional, energía, inversiones). (Atlantic Council)

Retroceso:

  • Expansión/regularización de asentamientos que parten Cisjordania en enclaves no contiguos. (Al Jazeera)
  • Guerra abierta en Gaza y crisis de legitimidad/efectividad institucional palestina, que dificultan cualquier transición “sin Hamas”. (Politico)

Qué haría falta para reencarrilar la solución de dos Estados

  1. Alto el fuego verificable en Gaza + acuerdo de rehenes, con mecanismo robusto de entrada de ayuda y administración interina de servicios bajo paraguas internacional (ONU/árabe), mientras se forma una autoridad palestina reformada para asumir gobernanza. (Politico)
  2. Moratoria formal de asentamientos y demoliciones en Cisjordania y Jerusalén Este; retorno a parámetros de 1967 con canjes equivalentes como base de negociación. (Exigencia reiterada en foros ONU/UE). (press.un.org)
  3. Paquete de normalización condicionado: garantías de defensa y cooperación con Riad a cambio de pasos medibles y fechados hacia el Estado palestino (reforma de seguridad palestina, control fronterizo, cronograma electoral en territorios, estatuto de Jerusalén por fases). (Atlantic Council)
  4. Vía económica y de reconstrucción blindada contra desvíos: fondo multilateral con auditoría externa, incentivos por cumplimiento (carreteras de contigüidad, pasos fronterizos, energía/agua). (Marco discutido en diplomacia reciente y en la Declaración). (press.un.org)

Escenarios probables (de más a menos factibles a corto plazo)

  • Escenario A – “Gestión del conflicto con hoja de ruta”: alto el fuego + administración interina en Gaza + paquete saudí condicionado + moratoria parcial de asentamientos. Se mantiene la disputa política, pero se abre una vía procesal a dos Estados. (Requiere coordinación Washington–Riad–El Cairo–Doha–Bruselas). (Atlantic Council)
  • Escenario B – “Estancamiento violento”: la guerra continúa de forma intermitente; Israel profundiza asentamientos; la ONU aprueba más resoluciones no vinculantes; crece el reconocimiento simbólico, pero sin cambios reales sobre el terreno. (Trayectoria actual si no hay costos/incentivos nuevos). (Reuters)
  • Escenario C – “Quiebre regional”: escaladas (p. ej., ataques fuera del teatro Gaza) rompen mediaciones y bloquean normalización árabe; el proceso a dos Estados retrocede. Las señales de esta semana (crisis con Qatar) muestran el riesgo. (Reuters)

La ventana diplomática se reabrió con la Declaración de Nueva York y los reconocimientos europeos, y con el cálculo saudí de exigir una senda real a la estatalidad como precio de la normalización. Pero sobre el terreno mandan la guerra, la expansión de asentamientos y la falta de una arquitectura de gobernanza palestina viable y aceptada por las partes. En 2025, la creación de dos Estados no es inminente, pero sí es moldeable si se encadenan: alto el fuego verificable, moratoria de asentamientos, paquete de normalización condicionado y una reforma seria de la Autoridad Palestina con apoyo regional e internacional. (The Times of Israel)

Reseña histórica del conflicto árabe–israelí (1948–2025)

Introducción

El conflicto entre israelíes y palestinos es uno de los más prolongados y complejos de la historia contemporánea. Sus raíces se encuentran en procesos coloniales, aspiraciones nacionales en pugna, dinámicas religiosas y geopolíticas, y una larga cadena de guerras, ocupaciones, negociaciones fallidas y ciclos de violencia. Desde la creación del Estado de Israel en 1948 hasta las tensiones actuales, este conflicto ha marcado la política de Medio Oriente y ha tenido repercusiones globales.

1. El nacimiento de Israel y la primera guerra árabe-israelí (1948–1949)

Tras la Segunda Guerra Mundial, la tragedia del Holocausto reforzó el sionismo, movimiento nacional judío que buscaba un hogar en Palestina. En 1947, la ONU aprobó la Resolución 181, que proponía dividir Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, con Jerusalén bajo control internacional.

Los líderes judíos aceptaron, pero los árabes lo rechazaron, considerando ilegítima la partición. El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión proclamó el Estado de Israel. Al día siguiente, Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak atacaron.

Israel sobrevivió, incluso amplió sus fronteras respecto al plan de la ONU. Jordania ocupó Cisjordania y Jerusalén Este; Egipto, la Franja de Gaza. Más de 700.000 palestinos fueron expulsados o huyeron: la Nakba (“catástrofe”) se convirtió en el núcleo de la identidad palestina.

2. De Suez a la Guerra de los Seis Días (1950–1967)

La década de 1950 estuvo marcada por la inestabilidad. Israel consolidó instituciones, mientras el nacionalismo árabe se fortalecía bajo Gamal Abdel Nasser en Egipto.

En 1956, Israel, con apoyo británico y francés, invadió el Sinaí tras la nacionalización del Canal de Suez. Aunque militarmente victorioso, Israel debió retirarse bajo presión de EE. UU. y la URSS.

La situación cambió radicalmente en 1967, cuando las tensiones con Egipto, Siria y Jordania estallaron en la Guerra de los Seis Días. En seis días, Israel conquistó:

  • Cisjordania y Jerusalén Este (de Jordania).
  • Gaza y Sinaí (de Egipto).
  • Altos del Golán (de Siria).

La Resolución 242 del Consejo de Seguridad pidió la retirada israelí a cambio de paz. Fue el inicio de la ocupación de territorios palestinos, que aún persiste.

De la Guerra del Yom Kippur al auge de la OLP (1973–1980)

El 6 de octubre de 1973, Egipto y Siria lanzaron una ofensiva sorpresa en Yom Kippur. Aunque Israel recuperó la iniciativa, el impacto psicológico fue enorme.

La guerra abrió la puerta a la diplomacia. En 1979, Egipto e Israel firmaron la paz de Camp David: Egipto recuperó el Sinaí, Israel obtuvo reconocimiento diplomático. Fue un hito, pero Palestina quedó al margen.

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Yasser Arafat, ganó protagonismo internacional. Desde su exilio en Líbano, combinó lucha armada y diplomacia. Su lema: un Estado palestino independiente.

La invasión de Líbano y la primera Intifada (1980–1993)

En 1982, Israel invadió Líbano para expulsar a la OLP, aliada de Siria. El asedio de Beirut y la masacre de Sabra y Chatila marcaron la memoria. La OLP fue expulsada a Túnez.

En 1987 estalló la Primera Intifada: un levantamiento popular palestino en Gaza y Cisjordania contra la ocupación. Con piedras, huelgas y desobediencia civil, los palestinos lograron visibilidad mundial.

En este marco, en 1988 la OLP reconoció a Israel y proclamó el Estado de Palestina en el exilio, aceptando la solución de dos Estados.

El proceso de Oslo y la esperanza frustrada (1993–2000)

En 1993, Israel y la OLP firmaron los Acuerdos de Oslo, auspiciados por EE. UU. Arafat y Rabin se dieron la mano en Washington. Israel reconoció a la OLP como representante palestino; la OLP, el derecho de Israel a existir.

Se creó la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania y Gaza, con autogobierno limitado. La expectativa era negociar el estatus final en 5 años.

Pero Oslo naufragó:

  • Israel siguió expandiendo asentamientos.
  • Hamas, surgido en 1987, rechazó el proceso y realizó atentados suicidas.
  • En 1995, Rabin fue asesinado por un extremista judío.
  • La desconfianza creció en ambas sociedades.

En el 2000, la Cumbre de Camp David II fracasó. Poco después estalló la Segunda Intifada, mucho más violenta.

La Segunda Intifada y el muro (2000–2005)

La visita de Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas desencadenó protestas y enfrentamientos. La Segunda Intifada dejó miles de muertos, mayoritariamente palestinos.

Israel respondió con incursiones militares, asesinatos selectivos y la construcción de un muro de separación en Cisjordania. Aunque redujo ataques, consolidó enclaves y control.

En 2004 murió Arafat. En 2005, Israel se retiró unilateralmente de Gaza, pero mantuvo su control aéreo y fronterizo.

La división palestina y las guerras en Gaza (2006–2014)

En 2006, Hamas ganó elecciones legislativas. La comunidad internacional reaccionó con sanciones. En 2007, Hamas expulsó a Fatah de Gaza y tomó el poder. Desde entonces, Cisjordania (ANP/Fatah) y Gaza (Hamas) están divididas.

Israel y Egipto impusieron un bloqueo a Gaza. Desde entonces, hubo varias guerras:

  • 2008–09 (“Plomo Fundido”).
  • 2014 (“Margen Protector”).

Todas dejaron miles de víctimas civiles, destrucción masiva y un ciclo de violencia sin solución política.

Estancamiento, normalización y Trump (2015–2020)

Los intentos de paz se estancaron. Israel siguió expandiendo asentamientos.

En 2017, Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel, trasladando la embajada. En 2020, promovió los Acuerdos de Abraham, por los que Emiratos Árabes, Bahréin, Marruecos y Sudán normalizaron relaciones con Israel sin exigir avances en Palestina.

Los palestinos quedaron marginados, debilitados por la división interna.

La guerra de Gaza de 2021 y la crisis permanente (2021–2022)

En mayo de 2021, un estallido en Jerusalén derivó en otra guerra de 11 días entre Israel y Hamas, con centenares de muertos en Gaza. Fue un preludio de la violencia creciente en Cisjordania.

La ANP perdió legitimidad, mientras colonos y ejército expandían control territorial.

El 7 de octubre de 2023 y la guerra más devastadora

El 7 de octubre de 2023, Hamas lanzó un ataque sorpresa contra Israel, causando más de 1.200 muertos y la captura de rehenes. Fue el mayor golpe sufrido por Israel desde su fundación.

Israel respondió con una guerra total en Gaza, que hasta 2025 ha dejado decenas de miles de muertos, destrucción sin precedentes y desplazamiento masivo.

La crisis humanitaria fue denunciada globalmente. A la vez, Israel consolidó su negativa a un Estado palestino, mientras la ONU y varios países intensificaron llamados a la solución de dos Estados.

Hacia la solución de dos Estados: ¿una salida posible? (2023–2025)

En 2024, varios países europeos reconocieron a Palestina. En septiembre de 2025, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución pidiendo plazos concretos hacia la creación de dos Estados.

Sin embargo, la división palestina (ANP vs. Hamas), la ocupación israelí en Cisjordania, la expansión de asentamientos y la radicalización política dificultan avances reales.

El conflicto sigue siendo una combinación de lucha nacional, disputa territorial, fractura religiosa y juego geopolítico regional/global.

Desde 1948 hasta 2025, el conflicto árabe–israelí ha pasado por guerras regulares, levantamientos populares, negociaciones fallidas y episodios de violencia cíclica.

  • Para los israelíes, el conflicto gira en torno a seguridad y reconocimiento.
  • Para los palestinos, se trata de derechos nacionales, tierra, retorno y dignidad.
  • Para la región y el mundo, es un nudo geopolítico que refleja la tensión entre poder, religión y derechos humanos.

La solución de dos Estados sigue siendo la más reconocida internacionalmente, pero la realidad sobre el terreno –ocupación, asentamientos, bloqueo, división interna– la hace cada vez más difícil de materializar.

El futuro dependerá de si las nuevas dinámicas regionales (normalización árabe, presión internacional, reconstrucción de Gaza) logran transformar décadas de fracaso en un proceso de paz real.

Lectura estratégica desde Israel

Marco mental: Estado pequeño, entorno hostil, seguridad existencial

Israel se concibe a sí mismo como un país demográficamente pequeño y geográficamente estrecho, rodeado históricamente por actores que en distintos momentos han buscado su destrucción. De allí derivan tres principios:

  • Autodefensa permanente: ningún asunto vital se delega; la seguridad no se subcontrata.
  • Disuasión visible: golpes contundentes para elevar el costo de atacar a Israel.
  • Advertencia histórica: la experiencia del siglo XX (persecuciones, Shoá) opera como alerta ética y estratégica frente a cualquier escenario que huela a vulnerabilidad sistémica.

Legitimidad de origen y continuidad soberana

Desde esta óptica, la legitimidad del Estado descansa en:

  • El derecho de autodeterminación judía en su tierra histórica (sionismo político).
  • La legalidad internacional de la partición de 1947 y el reconocimiento posterior.
  • La continuidad soberana tras guerras defensivas (1948, 1967, 1973), que confirman que Israel no solo proclamó su Estado, sino que sobrevivió a invasiones de coaliciones árabes.

Territorios y profundidad estratégica: el dilema 1967

Para Israel, la Guerra de los Seis Días dejó un hecho irreversible: antes de 1967 su cintura territorial era extremadamente estrecha (decenas de km) y la capital occidental era vulnerable. El control de alturas (Golán) y espacios de amortiguación (Cisjordania) pasó a verse como requisito militar. De allí que cualquier retirada deba ir acompañada de garantías: fronteras defendibles, demilitarización verificable y mecanismos de respuesta rápida. La secuencia “territorio a cambio de paz” solo es aceptable si reduce realmente el riesgo, no si crea un vacío que puedan ocupar actores hostiles.

Oslo: reconocimiento, atentados y erosión de confianza

La narrativa israelí sobre Oslo subraya un intercambio central: reconocimiento mutuo y autonomía palestina a cambio de renuncia a la violencia. Desde esa mirada, los atentados de los 90 y la Segunda Intifada quebraron la confianza: se percibió que concesiones territoriales no redujeron la violencia, sino que acercaron a las organizaciones armadas. El asesinato de Rabin y la fragmentación política posterior reforzaron en parte de la sociedad la idea de que no existe socio único y eficaz del lado palestino con capacidad para controlar facciones.

Gaza: retirada unilateral (2005) y el argumento del “precedente”

Israel recalca que se retiró completamente de Gaza en 2005, desmantelando asentamientos y fuerzas. Desde su prisma, el hecho de que esa retirada derivara en el control de Hamas y múltiples rondas de cohetes y guerras funciona como “precedente negativo”: si una retirada sin garantías robustas produjo más ataques, ¿por qué habría que repetir el patrón en Cisjordania, donde la proximidad a su corazón demográfico y a su aeropuerto es mucho mayor? Este argumento es piedra angular del escepticismo frente a soluciones rápidas.

7 de octubre: fallo de seguridad y revalidación de la doctrina dura

El ataque del 7/10 se interpreta como la mayor masacre de civiles judíos desde 1948 y un colapso de la percepción de control. Con eso, Israel ve insostenible la presencia de una fuerza como Hamas atada doctrinariamente a su destrucción. La respuesta militar —dura y prolongada— se justifica internamente por tres objetivos:

  1. Restaurar disuasión (regional y doméstica).
  2. Destruir capacidades militares/organizativas de Hamas.
  3. Recuperar a los rehenes y prevenir “réplicas” desde otras fronteras.

Derecho internacional y proporcionalidad: la justificación israelí

Bajo su narrativa jurídica, Israel sostiene que:

  • Tiene derecho a la autodefensa frente a ataques de un actor armado que controla territorio.
  • Emplea avisos, corredores y mapas de evacuación para mitigar daño civil, en un entorno donde Hamas integra su aparato militar en zonas densamente pobladas.
  • La proporcionalidad no se mide por simetría de bajas, sino por relación medio–fin militar (neutralizar amenazas, destrucción de túneles, cohetería, mandos).
  • Si hay fuego desde hospitales/escuelas, estos devienen objetivos militares bajo requisitos de verificación, lo que complica la percepción externa pero, según Israel, no exime la obligación de neutralizar amenazas.

Cisjordania, seguridad y asentamientos: la ecuación de riesgo

Para decisores israelíes de línea dura, contener Cisjordania requiere:

  • Control de valles/alturas clave y libertad operativa (entradas selectivas).
  • Coordinación de inteligencia con la ANP cuando es útil, pero sin dependencia.
  • Política frente a los asentamientos que, para parte del espectro político, tiene justificación histórica y de seguridad; para otros sectores, es costosa diplomáticamente y dificulta una solución de dos Estados.
    El punto en común: retiradas sin garantías verificables (demilitarización, control fronterizo, fuerza interina creíble) son vistas como inaceptables.

Dimensión regional: Irán, Hezbollah y el arco de misiles

Israel ve al eje Irán–Hezbollah–milicias como amenaza sistémica. La lógica es clara:

  • Hezbollah posee un arsenal de miles de cohetes/misiles de mayor precisión que Hamas; su frente norte es la pesadilla de la defensa civil.
  • Irán provee tecnología, entrenamiento y financiación; la ambición nuclear iraní es considerada línea roja.
  • El teatro único (Gaza–Cisjordania–Líbano–Siria–mar Rojo) exige postura de disuasión integral. De allí operaciones preventivas, interdicción de cargamentos y presión diplomática para aislar a Teherán.

Normalización árabe como palanca de seguridad

La normalización con países árabes (EAU, Bahréin, Marruecos; exploración con Arabia Saudita) se percibe como cambio de paradigma: reduce aislamiento, crea cooperación de seguridad/tecnología y alinea intereses frente a Irán. Israel acepta que habrá condicionamientos respecto al expediente palestino, pero apuesta a un marco regional donde la paz no dependa solo del binomio Ramala–Jerusalén, sino de garantías multilaterales (defensa aérea regional, inversiones, corredores energéticos).

Jerusalén y símbolos: núcleo no negociable

Para la mayoría del espectro político israelí, Jerusalén es el corazón histórico y espiritual. Cualquier arreglo debe garantizar control efectivo israelí sobre los santos lugares y la capital. Algunos aceptan arreglos funcionales en barrios árabes o regímenes especiales para lugares sagrados; pocos contemplan soberanía dividida. Esta dimensión simbólica pesa tanto como la militar.

Refugiados y derecho al retorno

La visión israelí distingue entre reconocer el sufrimiento palestino y aceptar el “retorno” masivo. Lo segundo sería percibido como riesgo demográfico que desnaturaliza el carácter judío del Estado. Las salidas imaginables, desde esta óptica, pasan por compensaciones, reasentamientos y cuotas limitadas por reunificación familiar, en el marco de un acuerdo final.

Qué significaría “dos Estados” aceptable para Israel

Una versión que sectores pragmáticos podrían evaluar incluye:

  • Desmilitarización estricta del futuro Estado palestino (sin ejército pesado, sin misiles).
  • Control de espacios aéreos y electromagnéticos por un tiempo transicional.
  • Presencia de observadores/fuerza internacional con mandato robusto (no meramente simbólico).
  • Acuerdos tecnológicos de verificación (sensores, drones, monitoreo conjunto).
  • Corredores seguros y soluciones de contigüidad que no comprometan la defensa israelí.
  • Reconocimiento explícito de Israel como Estado nacional del pueblo judío, cierre de reclamaciones y fin de conflicto como cláusula final.

Por qué desconfía Israel de “hojas de ruta” sin anclajes

Tres lecciones se repiten en la narrativa israelí:

  1. Las promesas internacionales pueden diluirse cuando cambian las coaliciones o prioridades; si algo falla, Israel paga el costo.
  2. Vacíos de poder tras retiradas rápidas son ocupados por actores más radicales.
  3. Los mecanismos de verificación suelen ser débiles sin voluntad de hacerlos cumplir (sanciones, interdicción real).

Respuestas a críticas frecuentes

  • “Uso excesivo de la fuerza”: Israel alega que combate a un actor que opera entre civiles, emplea infraestructura dual y busca deliberadamente bajas para ganar relato. Insiste en que la alternativa (no actuar) incrementa el riesgo a su población y erosiona la disuasión.
  • “Asentamientos bloquean la paz”: la línea dura responde que el problema central no son los asentamientos sino la negativa de actores armados a aceptar la existencia de Israel; sectores moderados admiten el costo de los asentamientos y apoyan congelaciones a cambio de garantías verificables.
  • “Jerusalén indivisible”: para Israel, cualquier arreglo debe preservar control de seguridad. Hay margen para regímenes especiales en sitios sagrados, no para exposición de la capital a vulnerabilidades.
  • “Crisis humanitaria”: Israel culpa a Hamas por usar escudos humanos y bloquear salidas; a la vez, subraya cooperación (intermitente) para permitir ayuda con controles, aun cuando ello ralentiza operaciones.

¿Qué movería la aguja? (desde este enfoque)

  • Reconfiguración del liderazgo palestino hacia una autoridad única, legítima y capaz de monopolizar la fuerza y reprimir a facciones.
  • Arreglo regional con Arabia Saudita que ancle garantías de seguridad y una economía de paz verificable.
  • Mecanismos de verificación tecnológica y militar que no dependan solo de buena voluntad diplomática.
  • Compromisos internacionales con consecuencias ante incumplimientos (no meras declaraciones).
  • Educación y narrativas que reduzcan incentivos a la violencia (incitación, glorificación del terrorismo) del lado palestino, y mecanismos israelíes que contengan abusos y disciplinen a actores civiles que socavan el Estado de derecho.

Costos aceptados y líneas rojas

Israel reconoce costos: aislamiento diplomático parcial, tensiones con aliados y daño reputacional. Aun así, su “utilidad esperada” se rige por líneas rojas:

  • No coexistir con un aparato militar hostil en su perímetro.
  • No aceptar un arreglo que deje su capital o centros neurálgicos a tiro de cohetes o infiltraciones.
  • No ceder sin verificación fuerte y capacidad de snapback inmediato.

Riesgos internos que Israel sabe que debe gestionar

  • Polarización política y tensiones entre seguridad y libertades civiles.
  • Disciplina frente a colonos radicalizados y costos judiciales/diplomáticos de episodios de violencia en Cisjordania.
  • Economía de guerra prolongada y fatiga social.
  • Fugas de talento si el clima de seguridad y la legitimidad internacional se deterioran.

Cómo luce un “aterrizaje” razonable, según esta visión

Un final de fase aceptable se parecería a esto:

  1. Degradación irreversible de capacidades de Hamas, liberación de rehenes y alto el fuego condicionado.
  2. Administración interina de Gaza con mandato operativo real (árabe/ONU), policía profesional y desarme escalonado.
  3. Paquete regional (Riad–Washington–Jerusalén) que combine: defensa aérea, inversiones, interconexiones energéticas y cronograma hacia un entidad palestina desmilitarizada.
  4. Moratoria (o congelamiento) calibrada de asentamientos en zonas críticas a cambio de medidas verificables de seguridad y reforma institucional palestina.
  5. Arquitectura de verificación con tecnología de frontera, inspecciones y sanciones automáticas.

Leída desde Israel, la historia reciente confirma un axioma: cada error de cálculo se paga caro. Por eso, la vara de seguridad está más alta que la vara diplomática. No se trata solo de mapas o resoluciones, sino de quién controla la fuerza, cómo se verifica y qué pasa si se rompe el acuerdo. Cuando esas tres preguntas tienen respuesta robusta, sectores pragmáticos israelíes se muestran dispuestos a concesiones —incluida la separación política—. Cuando no la tienen, la inercia de la disuasión prevalece.

En ese marco, cualquier avance sostenible exige anclas duras (seguridad, verificación, gobernanza eficaz) y palancas regionales que alineen intereses. Sin eso, la percepción israelí seguirá dictando que la prioridad absoluta es impedir que su entorno inmediato vuelva a convertirse en una trampa existencial.

Lectura estratégica desde Palestina

Marco identitario: pueblo nativo, desposesión y derecho a la autodeterminación

Desde esta óptica, los palestinos se conciben como población originaria de la tierra entre el río Jordán y el Mediterráneo, con continuidad histórica y cultural. El núcleo del agravio es doble: la Nakba de 1948 (expulsión/huida masiva) y la ocupación de 1967 (Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza), que encadenan pérdida territorial, desplazamiento y régimen de control. La legitimidad de su demanda se ancla en el principio de autodeterminación y en resoluciones de la ONU (especialmente la 194, sobre refugiados, y la 242, “territorios a cambio de paz”). (Naciones Unidas)

Refugiados y retorno: el agravio fundante

La Resolución 194 (1948) se invoca como reconocimiento del derecho a que los refugiados “que deseen vivir en paz” regresen o reciban compensación. A ojos palestinos, negar ese derecho perpetúa la injusticia original y deja millones en un limbo jurídico y vital. El “retorno” no es solo un expediente legal: es un símbolo identitario que marca la política doméstica y el consenso social. (Naciones Unidas)

1967 en adelante: ocupación, anexión de facto y “coste humano”

La lectura palestina de la Resolución 242 (1967) subraya la inadmisibilidad de adquirir territorio por la guerra y sustenta la exigencia de retirada israelí de los territorios ocupados como base de cualquier arreglo. La continuidad de la ocupación —con un entramado de checkpoints, órdenes militares, detenciones, demoliciones y un régimen diferencial de derechos— se vive como un sistema estructural que impide la vida normal y degrada instituciones, economía y movilidad. (Encyclopedia Britannica)

Jerusalén Este: capital negada y erosión demográfica

Para los palestinos, Jerusalén Este es la capital de su futuro Estado. La expansión de barrios israelíes, las revocaciones de residencia y el cambio de zonificaciones se interpretan como ingeniería demográfica para impedir la soberanía palestina en la ciudad y aislarla del resto de Cisjordania. La visión es que cualquier “arreglo funcional” sin soberanía sustantiva mantendría la asimetría. (Este punto aparece reiterado en informes de ONU y organismos internacionales sobre impactos de urbanismo y estatus legal). (ochaopt.org)

Asentamientos: fragmentación territorial y “hechos consumados”

Los asentamientos son leídos como el obstáculo práctico mayor: rompen la contigüidad del territorio, introducen caminos segregados y consolidan anexión de facto. Informes recientes ubican a ≈737.000 colonos en Cisjordania y Jerusalén Este al cierre de 2024, con un fuerte impulso planificador en 2023–2025. Para la narrativa palestina, esto vacía de contenido la solución de dos Estados. La posición de la ONU y de la UE —que califica los asentamientos de ilegales en derecho internacional— se esgrime como respaldo. (Servicio Europeo de Acción Exterior)

El “muro/barrera”: control del espacio y efecto socioeconómico

La CIJ (2004) dictaminó que el trazado de la barrera dentro del territorio ocupado y su régimen asociado contraviene el derecho internacional; los palestinos lo citan como prueba de que la infraestructura no es meramente defensiva sino política/territorial, con severos efectos sobre propiedad, agricultura, agua, educación y salud. (Corte Internacional de Justicia)

Gaza: bloqueo, punición colectiva y círculo de violencia

Desde 2007, Gaza vive bajo bloqueo de Israel (y Egipto en frontera), con controles a bienes, personas y reconstrucción. La lectura palestina es que el castigo colectivo consolidó pobreza, colapso de servicios y una economía de emergencia; las guerras periódicas profundizan trauma y destrucción. En 2025, OCHA y agencias humanitarias describen una catástrofe prolongada con altísimo costo civil. Este entorno alimenta radicalización y erosiona alternativas políticas moderadas. (ochaopt.org)

Derecho internacional y asimetrías

El marco jurídico invocado: ocupación prolongada, prohibición de trasladar población de la potencia ocupante al territorio ocupado, deber de proteger a civiles y de permitir acceso a ayuda. La narrativa insiste en que no hay simetría entre una potencia ocupante y una población ocupada; por tanto, “equivalencias” basadas solo en conteo de víctimas o en capacidad militar descontextualizan la raíz normativa. (Se citan resoluciones y órganos de la ONU, y el dictamen de la CIJ). (Corte Internacional de Justicia)

Oslo y después: promesas rotas y crisis de representación

Para esta visión, Oslo otorgó autonomía limitada con la expectativa de un estatus final en cinco años. La expansión de asentamientos y la continuidad de prácticas de ocupación se interpretan como quiebre del espíritu del acuerdo. La división Fatah–Hamas tras 2007 es vista como un coste interno: debilitó la negociación y ofreció a Israel pretextos para argumentar que “no hay socio”. Aun así, el argumento palestino es que la fragmentación responde en gran medida a condiciones estructurales impuestas por la ocupación y el bloqueo. (ochaopt.org)

Violencia y resistencia: debate interno

La sociedad palestina mantiene un debate intenso entre resistencia civil (protestas, BDS, litigio internacional) y lucha armada. El argumento de fondo: la ausencia de horizonte político y la impunidad percibida frente a abusos empujan a ciclos de violencia. Pero también hay conciencia de que ataques contra civiles son ilegítimos y estratégicamente contraproducentes, pues refuerzan la securitización israelí y el aislamiento internacional. (La lectura humanitaria en 2025 subraya que la población civil paga el precio más alto en Gaza y Cisjordania). (ochaopt.org)

Arco regional y gran estrategia

Palestina ve el eje Irán–Hezbollah como doble filo: su presión sobre Israel contiene parte de su poder militar, pero desvía el expediente palestino hacia lógicas regionales que no controla. En paralelo, la normalización árabe–Israel (EAU, Bahréin, Marruecos; posible Arabia Saudita) se percibe como veto indirecto si no condiciona mejoras materiales y medibles para los palestinos. De ahí el énfasis en condicionar pactos regionales a pasos irreversibles hacia la estatalidad. (La resolución de la Asamblea General de 2025 se lee como avance político, aunque no vinculante). (Reuters)

Qué sería un acuerdo “aceptable” desde esta óptica

Un esquema viable incluye:

  • Estado palestino soberano y contiguo en las fronteras de 1967 con canjes equivalentes mínimos y negociados.
  • Jerusalén Este como capital; régimen especial para santos lugares con garantías internacionales.
  • Fin del bloqueo de Gaza y corredor seguro Gaza–Cisjordania.
  • Retirada escalonada israelí con mecanismos de verificación y fuerza internacional con mandato real (no simbólico).
  • Congelamiento y desmantelamiento de asentamientos en zonas críticas; compensaciones/soluciones creativas donde sea estrictamente necesario.
  • Solución integral para refugiados: combinación de retorno gradual y limitado, reasentamiento y compensaciones, con opción de ciudadanía plena en el Estado palestino o terceros países.
  • Calendario vinculante con incentivos y sanciones automáticos ante incumplimientos, y garantías de grandes potencias/región.

Estas condiciones se presentan como mínimos de justicia y no como “premios” a la violencia. (Encyclopedia Britannica)

Por qué se desconfía de “procesos” sin anclajes coercitivos

Tres aprendizajes:

  1. Hechos sobre el terreno (asentamientos, demolición, detenciones) avanzan mientras la diplomacia se estanca.
  2. Fuerzas interinas sin mandato coercitivo ni reglas claras terminan testimoniales.
  3. Las “hojas de ruta” que dependen de la voluntad israelí sin costes internacionales ante incumplimientos se vuelven cajas vacías.

De ahí que se busque judicializar (CIJ, CPI), multilateralizar (ONU/UE/países) y condicionar normalizaciones y acuerdos económicos a métricas verificables (paradas de asentamientos, libertad de movimiento, elecciones supervisadas, etc.). (Corte Internacional de Justicia)

Respuestas a críticas frecuentes

  • “La seguridad de Israel obliga a medidas duras”: se responde que seguridad no legitima políticas de anexión de facto ni castigo colectivo; el derecho internacional impone límites claros a la potencia ocupante. (Corte Internacional de Justicia)
  • “Gaza: Israel se retiró en 2005”: se argumenta que el control de fronteras, espacio aéreo y litoral mantuvo el estatuto material de ocupación y que el bloqueo asfixió cualquier reconstrucción o gobernanza civil sostenible. (ochaopt.org)
  • “No hay socio palestino”: la réplica es que la fragmentación deriva también de la estructura de control; elecciones libres, libertad de movimiento y levantamiento de restricciones son condiciones para reconstruir una autoridad legítima y monopolio de la fuerza. (ochaopt.org)
  • “Los asentamientos no son el problema central”: para esta visión, sí lo son, porque rompen la base geográfica de cualquier Estado y trasladan “la política” al terreno, convirtiendo el proceso en irresoluble. (Servicio Europeo de Acción Exterior)

¿Qué movería la aguja a corto/medio plazo?

  • Alto el fuego y acceso humanitario pleno en Gaza, con administración civil interina creíble y calendario de reconstrucción. (ochaopt.org)
  • Congelamiento total de asentamientos (incluidos outposts) y moratoria de demoliciones; mapa de contigüidad supervisado por terceros. (Reuters)
  • Reforma institucional palestina con elecciones libres y monitoreadas, unificación de aparatos de seguridad y monopolio de la fuerza.
  • Paquete regional-internacional que condicione normalizaciones e inversiones a hitos verificables (movilidad, pasos fronterizos, permisos, detenciones administrativas, etc.).
  • Proceso jurídico internacional (CIJ/CPI) que genere costes ante incumplimientos graves, para equilibrar asimetrías y dotar de credibilidad a los compromisos. (Corte Internacional de Justicia)

Costes asumidos y líneas rojas

Desde esta mirada, el pueblo palestino ya paga costos humanos, económicos y sociales altísimos; aun así, hay líneas rojas:

  • No renunciar a Jerusalén Este como capital.
  • No aceptar un “Estado” sin soberanía real (controles externos permanentes sobre fronteras, espacio aéreo y seguridad interior).
  • No convalidar la pérdida de tierras por el avance de asentamientos.
  • No abandonar el expediente de refugiados a cambio de ventajas económicas.

Riesgos internos a gestionar

  • Fragmentación política y crisis de representación; necesidad de reconciliación y reglas comunes.
  • Economía de dependencia que perpetúa vulnerabilidad; urge diversificación y corredores comerciales reales.
  • Erosión social tras años de guerra/bloqueo: trauma, emigración y pérdida de cuadros técnicos.
  • Deriva militante cuando falta horizonte político: mantener el debate sobre estrategias no violentas y construir capacidad estatal.

Leído desde Palestina, el conflicto es sobre todo un problema de derechos y soberanía: la Nakba y la ocupación inauguran una cadena de desposesiones que continúa con asentamientos, barrera, régimen de movilidad y bloqueo. La asimetría de poder vuelve estéril cualquier proceso que no tenga anclajes jurídicos fuertes, verificación y costes ante el incumplimiento.
Cuando se detiene el avance de hechos consumados, mejora la libertad de movimiento, se reconoce la capitalidad en Jerusalén Este y se establece un calendario verificable hacia la estatalidad —incluida una solución digna para los refugiados—, los sectores pragmáticos palestinos ven posible una separación política estable. Sin esos pilares, la percepción seguirá dictando que se intentan gestiones del conflicto que perpetúan la desigualdad estructural que lo origina. (Encyclopedia Britannica)

    CUADRO COMPARATIVO DE POSICIONES

TemaPosición (visión desde Israel)Posición (visión desde Palestina)
Objetivo políticoSeguridad existencial, reconocimiento definitivo y fin de reclamaciones; normalización regional.Estado soberano y contiguo; fin de la ocupación; autodeterminación con garantías de derechos.
FronterasCualquier retirada debe dejar fronteras defendibles; ajustes a 1967 con canjes y presencia/controles de seguridad donde sea necesario.Líneas de 1967 como base con canjes mínimos y equivalentes; continuidad territorial garantizada.
JerusalénCapital “indivisible” bajo control israelí; posibles arreglos funcionales en barrios árabes y custodias especiales en santos lugares.Jerusalén Este como capital; régimen especial para lugares sagrados; rechazo a cambios demográficos/legales impuestos.
AsentamientosDebatidos internamente: derecha los ve con lógica histórica/seguridad; sectores moderados aceptarían congelamientos selectivos por garantías fuertes.Considerados ilegales y obstáculo central: rompen contigüidad y “vacían” de contenido la solución de dos Estados; exigen congelar/desmantelar en zonas clave.
SeguridadDesmilitarización estricta del futuro Estado palestino; control del espacio aéreo/electromagnético transitorio; respuesta rápida y libertad operativa.Fuerzas propias de seguridad pública; rechazo a controles externos permanentes; garantías internacionales en vez de tutela israelí.
Gaza (post-guerra)Degradación irreversible de capacidades de Hamas, liberación de rehenes; administración interina con mandato real (árabe/ONU) y verificaciones robustas.Alto el fuego, acceso humanitario pleno y fin del bloqueo; administración interina creíble; corredor Gaza–Cisjordania y reconstrucción con supervisión.
RefugiadosReconocer el sufrimiento pero sin “retorno” masivo (riesgo demográfico); compensaciones, reunificación familiar limitada y cierre definitivo de reclamaciones.Solución integral combinando retorno gradual/limitado, reasentamiento y compensaciones, con opción de ciudadanía plena.
ReconocimientoReconocimiento explícito de Israel como Estado nacional del pueblo judío y fin del conflicto al firmar.Reconocimiento mutuo ya otorgado a Israel; piden reconocimiento efectivo del Estado de Palestina (y su capital) con calendario vinculante.
Derecho internacionalDerecho a autodefensa frente a actores armados; proporcionalidad medida por objetivos militares (no por simetría de bajas).Ocupación prolongada vulnera normas; prohibición de trasferir población al territorio ocupado; centralidad de protección a civiles.
Verificación y garantíasMecanismos duros y tecnológicos (sensores, drones, inspecciones) + snapback inmediato; fuerza internacional con dientes.Verificación multilateral con mandato coercitivo real (no simbólico) y costes ante incumplimientos (sanciones/condicionamientos).
Calendario/procesoSecuencial y condicionado a desempeño en seguridad; pasos reversibles si fallan verificaciones.Calendario con plazos e incentivos/sanciones automáticos; rechazan procesos abiertos sin anclajes.
Prisioneros/detenidosLiberaciones graduales y condicionadas a seguridad y cese de violencia.Liberaciones amplias, prioridad a administrativos/menores; verificación internacional de condiciones.
Movilidad/checkpointsHerramientas operativas contra amenazas; ajuste según métricas de riesgo.Sistema percibido como punitivo; exigen libertad de movimiento y pasos comerciales fluidos.
Barrera/muro“Defensiva” para reducir atentados y cohetes; su trazado responde a riesgos.Ilegal donde penetra territorio ocupado y provoca daños socioeconómicos graves.
Normalización regionalPalanca estratégica (EAU, Bahréin, Marruecos; posible Arabia Saudita) para seguridad/tecnología; disuasión de Irán.Debe condicionarse a avances medibles para Palestina; sin beneficios tangibles, perpetúa asimetrías.
Actores regionalesIrán/Hezbollah = amenaza sistémica; operaciones preventivas y defensa aérea regional.Doble filo: contención de Israel pero captura de agenda; piden que los pactos incluyan beneficios concretos.
Economía y reconstrucciónFondos con auditoría externa y salvaguardas para evitar desvíos; “paz económica” complementaria, no sustituto de seguridad.Fondo de reconstrucción blindado y libre de vetos políticos; levantar restricciones al comercio y a la inversión.
Educación/incitaciónPiden frenar incitación y glorificación de terror; reforma de contenidos y control de pagos a condenados por violencia.Piden frenar abusos y violencia de colonos, rendición de cuentas y reformas que reduzcan la securitización cotidiana.
Concesiones posiblesCongelamientos parciales de asentamientos; arreglos funcionales en Jerusalén; medidas económicas si seguridad mejora.Flexibilidad en canjes territoriales limitados; retorno gradual; régimen especial de santos lugares; desarme escalonado si hay garantías reales.
Líneas rojasNo aceptar un aparato armado hostil en su perímetro; no exponer capital/centros neurálgicos; no ceder sin verificación fuerte.No renunciar a Jerusalén Este; no aceptar un “Estado” sin soberanía real; no convalidar hechos consumados (asentamientos).

Declaración de LIBERTAS

En defensa del Derecho Internacional, el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos

LIBERTAS, comprometida con la dignidad humana, la libertad y el Estado de Derecho, expresa su posición frente a los conflictos armados y, en particular, a la situación que involucra a israelíes y palestinos. Nuestro marco es inequívoco: la primacía del Derecho Internacional, el Derecho Internacional Humanitario (DIH), los Derechos Humanos universales y la responsabilidad de proteger a la población civil.

Principios rectores

  1. Primacía de la vida y la dignidad: toda persona, sin distinción, posee derechos inalienables.
  2. Distinción, proporcionalidad y precaución: en todo conflicto armado son obligaciones jurídicas, no opciones políticas.
  3. Ilegalidad de los ataques deliberados contra civiles: constituyen crímenes de guerra.
  4. Prohibición del castigo colectivo, la tortura y los tratos crueles: inaceptables bajo cualquier circunstancia.
  5. Protección especial de la niñez, la educación, la salud y la labor humanitaria: escuelas, hospitales, periodistas y trabajadores humanitarios deben ser preservados.
  6. Igual exigibilidad: el derecho se aplica por igual a Estados y a actores armados no estatales.
  7. Rendición de cuentas: graves violaciones deben investigarse de forma independiente, imparcial y efectiva, con acceso a justicia y reparación para las víctimas.
  8. Rechazo absoluto del antisemitismo, la islamofobia y toda forma de odio: no hay justicia posible cuando se deshumaniza al otro.

Llamados urgentes

  • Protección inmediata de la población civil y de la infraestructura indispensable para la vida.
  • Acceso humanitario pleno, sostenido y seguro: corredores verificados, eliminación de obstáculos administrativos y garantías de deconflicción.
  • Liberación inmediata e incondicional de rehenes y respeto de las normas de detención: debido proceso, contacto con familias, acceso a defensores y organismos independientes.
  • Cese de ataques indiscriminados (cohetes, bombardeos sin objetivo militar claro, o fuego desde/contra instalaciones protegidas).
  • Fin de medidas que consolidan hechos irreversibles en territorio ocupado (transferencia de población, demoliciones punitivas, desplazamientos forzados).
  • Protección reforzada de niños y niñas: prohibición de su detención arbitraria, garantías educativas y psicosociales.

Sobre el marco político-jurídico

LIBERTAS sostiene que no hay solución sostenible fuera del Derecho. Toda salida debe:

  • Ajustarse a la Carta de la ONU, a las Convenciones de Ginebra y a las resoluciones pertinentes del sistema internacional.
  • Integrar garantías verificables de seguridad, movilidad y derechos fundamentales para todas las comunidades.
  • Incluir mecanismos de verificación robustos (civiles y tecnológicos) con capacidad real de hacer cumplir lo acordado.
  • Prever reparación y medidas de justicia transicional para las víctimas, así como políticas de reconciliación y prevención de la violencia.

Rendición de cuentas y lucha contra la impunidad

  • Apoyo a investigaciones independientes (nacionales e internacionales) sobre alegaciones de crímenes de guerra y graves violaciones de DD. HH.
  • Cooperación con tribunales internacionales y órganos de tratados; no a la selectividad.
  • Promoción de medidas de cumplimiento por parte de Estados y organismos: control de transferencias de armas conforme al Derecho Internacional, sanciones dirigidas a responsables individuales y salvaguardas para no afectar a la población civil.
  • Protección a defensores de derechos humanos, periodistas y personal humanitario frente a amenazas, criminalización o represalias.

Deberes de los Estados y de los actores armados

  • Cumplir y hacer cumplir el DIH: formación de fuerzas, reglas de enfrentamiento compatibles con el derecho, revisión de objetivos y de armas, investigación de incidentes y aprendizaje institucional.
  • Evitar el uso militar de infraestructura civil y no emplear a la población como escudo.
  • Facilitar la educación en emergencia y el trabajo de agencias humanitarias y de protección a la infancia.
  • Transparencia: datos públicos y verificables sobre víctimas, detenciones y daños a infraestructura esencial.

Compromisos de LIBERTAS

  • Educación cívica y jurídica: desarrollar materiales pedagógicos sobre DIH, DD. HH. y prevención de odio, aptos para escuelas, familias y opinión pública.
  • Observación y reporte: promover indicadores claros (acceso humanitario, protección de infancia, ataques a infraestructura civil, estado de detenciones) y difundir análisis periódicos.
  • Diálogo plural: facilitar espacios seguros donde coexistan narrativas distintas bajo un mismo estándar jurídico y ético.
  • Cuidado del lenguaje: combatir la desinformación, la incitación y la deshumanización, fomentando una comunicación pública responsable.

Llamado a la comunidad internacional

Instamos a los Estados, organismos multilaterales y actores regionales a alinear incentivos y presiones con el Derecho Internacional: condicionar apoyos políticos, financieros y de seguridad al cumplimiento verificable de obligaciones jurídicas, priorizando la protección de la vida y el honor de los tratados. La neutralidad auténtica no es silencio: es firmeza en los principios.

LIBERTAS, por la Libertad, la Democracia y la República

Por el Derecho Internacional y los Derechos Humanos

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