El 21 de julio de 2025, en el Palacio de La Moneda en Santiago de Chile, tuvo lugar una cumbre de alto nivel convocada por el presidente chileno Gabriel Boric. Bajo el lema «Democracia Siempre», el evento reunió a figuras clave del progresismo iberoamericano y mundial: Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia), Yamandú Orsi (Uruguay) y Pedro Sánchez (España), entre otros. La cumbre tuvo como propósito central la defensa de los sistemas democráticos ante las amenazas contemporáneas: la desinformación, la desigualdad, el autoritarismo y la polarización.
Contexto político y geopolítico
La cumbre se desarrolló en un momento de alta tensión global: el recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente, el deterioro institucional en diversas democracias latinoamericanas y la reconfiguración del multilateralismo. La decisión reciente del ex presidente Donald Trump de reactivar medidas proteccionistas afectando exportaciones de cobre y minerales latinoamericanos fue señalada como parte del contexto que amerita respuestas comunes. Esta coyuntura justificó una convocatoria que, más que simbólica, intentó ser programática.
Ejes centrales de la cumbre
La reunión giró en torno a tres ejes propuestos por Boric:
- Fortalecimiento de la democracia y el multilateralismo: Reivindicación de la democracia más allá del voto, en la participación diaria de la ciudadanía, el respeto a los derechos humanos, la inclusión y el combate a la corrupción.
- Combate contra la desinformación y regulación digital: Propuestas para enfrentar la manipulación algorítmica y las fake news sin recurrir a la censura. Llamado a una gobernanza digital con perspectiva democrática.
- Reducción de la desigualdad y lucha contra el extremismo: Políticas sociales integrales que reduzcan la exclusión, considerada terreno fértil para el avance del autoritarismo y el populismo.
Discurso de apertura y posicionamiento ético
El presidente Boric, en su discurso inaugural, señaló que «la democracia no es sólo una forma de administrar el poder, sino un proyecto colectivo de justicia, dignidad, igualdad y libertad». Advirtió contra amenazas sutiles como la desinformación, la corrupción, la concentración del poder y la desigualdad creciente. Subrayó que la democracia se defiende no solo con normas, sino con prácticas cotidianas, con educación cívica, con diálogo y con justicia social.
Propuestas de acción y acuerdos
La declaración final conjunta incluyó los siguientes compromisos:
- Impulsar una red global de participación democrática, con inclusión de sociedad civil, sindicatos, organizaciones culturales y centros de pensamiento.
- Reformar los organismos multilaterales, en particular Naciones Unidas, para superar vetos paralizantes y recuperar legitimidad.
- Promover una diplomacia basada en los valores democráticos y en la cooperación Sur-Sur.
- Elaborar una narrativa progresista global, centrada en la igualdad, la diversidad, la justicia y la verdad.
- Defender la paz internacional y exigir un alto el fuego inmediato en Gaza, con garantías para el acceso humanitario.
Participación de actores sociales e intelectuales
La cumbre no se limitó al plano institucional. Se realizó un almuerzo con intelectuales internacionales (Stiglitz, Neiman, Chang), y un foro social en el Centro Cultural Matucana 100, con músicos, activistas y organizaciones sociales. La democracia fue debatida también desde la cultura, el arte y la acción comunitaria.
Sectores conservadores y medios críticos acusaron la cumbre de ser un acto propagandístico. Sin embargo, los participantes defendieron su carácter plural y abierto, destacando la inclusión de perspectivas diversas y el carácter no partidario del encuentro.
Proyecciones: hacia la Asamblea de la ONU
Como corolario, los jefes de Estado se comprometieron a presentar un manifiesto formal en septiembre de 2025, en el marco de la Asamblea General de la ONU. Este manifiesto recogerá los lineamientos acordados y buscará ampliar la coalición internacional en defensa de la democracia.
Conclusión
La cumbre «Democracia Siempre» de julio de 2025 ha sido un hito en la articulación de una agenda democrática progresista global. Lejos de ser una mera declaración de intenciones, sus propuestas y tono ético constituyen un intento serio de responder a los desafíos que hoy enfrenta la democracia. En un mundo polarizado y en transición, este encuentro ha buscado ofrecer no solo crítica, sino alternativa. Su impacto dependerá de la capacidad de los gobiernos y las sociedades para sostener el impulso y traducirlo en políticas concretas y alianzas duraderas.
Extracto del Proyecto de Declaración “Democracia Siempre”
“Somos plenamente conscientes de que el mundo atraviesa un período de profunda incertidumbre, en el que los valores democráticos son desafiados de forma permanente. Frente a ello, creemos que es un imperativo ético y político impulsar una estrategia común para enfrentar fenómenos globales como la creciente desigualdad, la desinformación, los desafíos que plantean las tecnologías digitales y la inteligencia artificial.”
“Impulsar una reforma del sistema de gobernanza internacional, particularmente de las Naciones Unidas, que permita recuperar su capacidad de acción y legitimidad frente a los grandes retos globales. Esto implica avanzar hacia una representación más justa y eficaz, superar bloqueos derivados del uso del veto y establecer mecanismos reales de cumplimiento y rendición de cuentas.”
“Fortalecer una diplomacia democrática activa, basada en la cooperación entre Estados que comparten los valores de la democracia, la justicia social, la soberanía de los Estados y los derechos humanos, como respuesta al deterioro institucional y al avance de proyectos autoritarios, regresivos y excluyentes.”
“Promover una narrativa alternativa al retroceso democrático, con reformas centradas en la equidad y la integridad informativa; a favor del respeto irrestricto a la equidad de género, contra el racismo y por la diversidad étnica; con herramientas que permitan fortalecer la seguridad pública y ciudadana y hacer frente a los discursos de odio, la desinformación y la intolerancia.”
“Reafirmamos nuestro compromiso decidido con la paz, el respeto del derecho internacional y del derecho internacional humanitario… En ese sentido, hacemos un llamado urgente a un alto el fuego en Gaza y exigimos el acceso pleno, seguro y sin restricciones de ayuda humanitaria a la Franja, conforme a los principios del derecho humanitario, y bajo la coordinación de Naciones Unidas.”
Discurso del Presidente Gabriel Boric, anfitrión del evento.
“Hoy día estamos en Santiago de Chile y los recibimos orgullosos, felices, por una causa que compartimos profundamente, que está en el centro de nuestras convicciones de por qué estamos en política, que es la promoción y la defensa de la democracia.
Por eso el nombre de este encuentro ‘Democracia Siempre’. La democracia no es sólo una forma de administrar el poder, sino un proyecto colectivo de justicia, de libertad, de dignidad, de igualdad.
Queremos democracias vibrantes, democracias activas que defiendan los derechos sociales que a lo largo de tanto tiempo han sido conquistados por la gente, por el pueblo, que defiendan la equidad de género, que fomenten la participación ciudadana porque sin ciudadanía, sin sociedad, no hay democracia que respete de forma irrestricta los derechos humanos siempre y una democracia que garantice el bien común por sobre de los intereses particulares.
Creemos que las democracias no se limitan exclusivamente a los procesos electorales, sino que se construyen día a día en los barrios, en los sindicatos, en las aulas, en los medios de comunicación, en los espacios digitales. Ustedes, estimados, lo saben muy bien porque en sus respectivos países han dado importantes batallas para consolidarla también en estos espacios.
La democracia no le teme al disenso, la democracia reconoce la divergencia de opiniones como parte esencial de la vida política y la democracia no se encoge ante el malestar, sino que lo debe abordar con responsabilidad y con empatía.
Hoy en muchas partes del mundo la democracia está amenazada. Esa amenaza no se reduce solamente a fuerza militar, como sucedió en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX, sino que hay elementos más sutiles que atentan contra ella y que terminan naturalizándose: la desinformación, el extremismo de cualquier signo, el avance del odio, la corrupción, la concentración del poder y una desigualdad que socava la confianza en lo público y el estado de derecho.
A ello se suma, es importante y será parte de nuestro debate, la expansión del crimen organizado donde el Estado es débil, que captura territorios, que corroe legitimidad de las instituciones y pone en jaque la capacidad del Estado para garantizar seguridad con derechos. Al crimen organizado no le tenemos que dar ningún espacio.
En este contexto, donde se hace uso de la desafección que puede existir por los valores democráticos, algunos de diferentes signos políticos presentan el extremismo, el autoritarismo como una solución eficiente como si bastara solamente con mano dura o con acallar voces, prohibir el disenso, ridiculizar al adversario como una vía para resolver los problemas de fondo.
Pero este camino sólo asegura retrocesos, margina a las mayorías, impone la ley del más fuerte, amenaza a los más vulnerables y sacrifica la tranquilidad por la incertidumbre y termina siempre en renuncias y en conculcación de derechos.
Tenemos que identificar a esas amenazas, pero no sencillamente apuntarlas con el dedo, porque el objetivo de esta cumbre es en positivo, es remarcar la esperanza, ofrecer una alternativa a esas visiones de mundo.
En este espíritu agradezco la presencia de ustedes, estimados presidentes, compañeros. Quiero que sepan que he hablado también con la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a quien le hubiese encantado estar acá, pero por motivos propios de su país no podía venir.
También con el Primer Ministro del Reino Unido, Keir Starmer, con quien conversamos y va a participar de la continuación de este encuentro en Nueva York, en Naciones Unidas.
También con el nuevo Primer Ministro de Canadá, Mark Carney, a quien también le hubiese encantado participar, pero tiene como presidente recién electo y propio de su ubicación geográfica varias dificultades en este momento, pero también participará en la reunión que haremos en Nueva York.
Entonces, quiero decir también a quienes critican este encuentro, que nunca es un mal momento para fortalecer la democracia, para reafirmar nuestras convicciones sobre el multilateralismo y el respeto irrestricto a los derechos humanos siempre.
Hoy presentaremos propuestas en tres ejes:
- Cómo fortalecer nuestras democracias y el multilateralismo,
- Cómo enfrentar de manera decidida la desinformación y el uso malicioso de las tecnologías sin caer, por cierto, en la censura,
- Cómo combatir la desigualdad y los extremismos que tantas veces se alimentan mutuamente.
Vamos a discutir propuestas que hemos estado trabajando en conjunto con nuestros equipos, con franqueza, para tener una hoja de ruta común.
Además, y esto me parece importante, hay aspectos éticos que discutir y valorar.
El compromiso con la razón. Podremos discrepar respecto a las formas de avanzar, pero no se puede mentir respecto a los hechos. Defender la verdad, defender ciencia, defender que la mentira no le hace bien a la política es parte también de nuestro debate.
Por cierto, que la política sea diálogo, diálogo entre quienes piensan distinto. La política no es solamente buscar estar de acuerdo con quienes piensan parecido. Tenemos que estar dispuestos a entender la mejor versión del argumento del adversario y no caer en ridiculizaciones o en simplificaciones.
Estoy convencido que esta iniciativa no puede quedarse solamente entre Jefes de Gobierno. Por eso saludo que ayer más de 40 centros de pensamiento de diferentes países se hayan reunido y emitido una declaración común en línea con este encuentro que estamos teniendo hoy día. Como saben, también nos reuniremos al almuerzo con intelectuales de diferentes partes del mundo para nutrir esta discusión.
Pero como decíamos, no hay política sin sociedad y, por lo tanto, en la tarde tendremos un encuentro con diferentes actores de la sociedad civil, de las iglesias, de las organizaciones comunitarias, del espacio cultural, de las agrupaciones de vivienda, de gente organizada, porque así nos nutrimos para defender la democracia.
Y es que no se cuida la democracia si es que no la defendemos. No se decreta ni se impone. La democracia se cultiva día a día y por eso estamos aquí para poder discutir, fortalecerla y cuidarla.
Muchísimas gracias a todos, a todas. Vamos a comenzar con el debate.”

Análisis de LIBERTAS.
Desde una perspectiva liberal y democrática, la cumbre «Democracia Siempre» plantea un ejercicio de reflexión necesario, aunque no exento de contradicciones y riesgos. Si bien la defensa de la democracia es un valor universal compartido, resulta imperativo analizar críticamente los contenidos, actores y omisiones de esta convocatoria.
En primer lugar, el énfasis en la lucha contra la desinformación y la regulación digital, si bien legítimo, plantea serias dudas sobre los mecanismos propuestos. ¿Quién decide qué es desinformación? ¿Hasta qué punto las iniciativas de gobernanza digital propuestas no se convierten en nuevas formas de control ideológico, amparadas en una supuesta defensa del bien común? Desde la tradición liberal, la libertad de expresión debe ser protegida incluso frente a opiniones incómodas o polémicas, siempre que no inciten a la violencia. Cualquier intento de imponer narrativas oficiales corre el riesgo de devenir en censura o manipulación del discurso público.
En segundo lugar, se habla de combatir el extremismo y reducir la desigualdad, pero con un enfoque exclusivamente centrado en el rol del Estado y en una visión económica de justicia social que ignora otras dimensiones: la libertad individual, la propiedad privada, la iniciativa empresarial y la subsidiariedad como principios de orden social. ¿Por qué no se abordó la necesidad de un Estado eficiente, transparente y limitado, como garante de las condiciones para el desarrollo humano y no como agente totalizador de la vida política, económica y cultural?
La crítica más profunda desde el republicanismo democrático apunta a la evidente parcialidad ideológica de la cumbre. Bajo el ropaje de una defensa plural de la democracia, se articularon posturas que excluyen activamente a voces disidentes, sobre todo de la derecha liberal o conservadora. Si el evento fue verdaderamente plural, ¿por qué no fueron invitados referentes democráticos de otros signos ideológicos? ¿Por qué se insiste en asociar sistemáticamente la defensa democrática con una visión exclusivamente progresista del mundo?
Asimismo, el protagonismo de gobiernos que han sido cuestionados por prácticas populistas, por la cooptación institucional o por restricciones a la prensa independiente, genera una disonancia que erosiona la credibilidad del mensaje. La democracia no se defiende con discursos, sino con prácticas coherentes, separación de poderes, respeto al Estado de Derecho y garantías para la alternancia.
En cuanto al plano internacional, la propuesta de reformar la ONU y fortalecer el multilateralismo es bien recibida, pero no puede convertirse en una plataforma para la imposición ideológica global. Una diplomacia democrática debe basarse en el respeto a la soberanía, la cooperación voluntaria y la defensa firme de los valores republicanos universales, no en el alineamiento automático con bloques ideológicos.
La cumbre «Democracia Siempre» deja entrever una intención política clara: articular un frente progresista global bajo la bandera de la defensa democrática. Sin embargo, desde una mirada liberal y republicana, se corre el riesgo de transformar esta iniciativa en una plataforma de homogeneización ideológica, donde se asocie democracia únicamente con progresismo, silenciando la pluralidad real que caracteriza a toda sociedad libre. La defensa de la democracia debe ser incondicional, pero también imparcial, abierta al disenso y comprometida con la libertad como principio rector del orden político.
En definitiva, el verdadero desafío es construir una cultura democrática donde la libertad, la responsabilidad individual, el pluralismo y la institucionalidad no sean meros slogans, sino realidades palpables y exigibles. Solo así la democracia podrá ser realmente siempre.
