CONDENAN A SUIZA
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha emitido una sentencia histórica con respecto a la inacción climática de Suiza. En este caso, el tribunal ha condenado al gobierno suizo por incumplir sus propios objetivos de reducción de emisiones de efecto invernadero. Según los magistrados, Suiza ha contravenido varios artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
La demanda fue presentada por alrededor de 2.000 mujeres que se asociaron para llevar a su gobierno ante el tribunal. Estas mujeres afirmaban que la falta de acción climática por parte del gobierno suizo las pone en riesgo de morir, especialmente durante eventos extremos como olas de calor. Es la primera vez que este tribunal se pronuncia sobre la falta de acción de las autoridades estatales frente al calentamiento global.
Aunque el Convenio Europeo de Derechos Humanos no recoge explícitamente un derecho a un medio ambiente sano, el TEDH ha dictado varias sentencias relacionadas con el medio ambiente. En estas sentencias, se ha considerado que el ejercicio de ciertos derechos del convenio puede verse afectado por daños al entorno y la exposición a riesgos medioambiental.
Esta sentencia podría tener importantes repercusiones y alentar a otros activistas a utilizar las leyes de derechos humanos para exigir responsabilidades a los gobiernos en materia climática.

OPINIÓN DE LIBERTAS.
El fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre las emisiones de carbono constituye un ataque a la democracia al ampliar su propio mandato y limitar la capacidad de los ciudadanos y sus representantes electos para decidir sobre políticas climáticas.
Se critica que el TEDH esté imponiendo su interpretación sobre cuestiones políticas controvertidas, como el cambio climático, y se argumenta que esta acción socava la democracia al restringir la libertad de debate y decisión de los ciudadanos.
La crítica al fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre las emisiones de carbono, se considera un ataque a la democracia.
El TEDH está ampliando su propio mandato al dictaminar que los países que no reducen las emisiones de carbono violan el derecho de sus ciudadanos a la vida privada y familiar. Se sostiene que esta interpretación del TEDH está limitando la capacidad de los ciudadanos y sus representantes electos para decidir sobre políticas climáticas, ya que impone una visión particular sobre el cambio climático.
El TEDH, socava la democracia al restringir la libertad de debate y decisión de los ciudadanos, usurpando el poder de los ciudadanos y sus representantes electos al imponer su interpretación sobre cuestiones políticas controvertidas. Además, esta acción del TEDH representa un peligro para la democracia al limitar la capacidad de los ciudadanos para debatir y decidir sobre políticas que afectan su vida y sociedad.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos – ha condenado al gobierno suizo por incumplir sus propios objetivos de reducción de emisiones de efecto invernadero. Según los magistrados, Suiza ha contravenido varios artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
La demanda fue presentada por alrededor de 2.000 mujeres que se asociaron para llevar a su gobierno ante el tribunal. Estas mujeres afirmaban que la falta de acción climática por parte del gobierno suizo las pone en riesgo de morir, especialmente durante eventos extremos como olas de calor. Es la primera vez que este tribunal se pronuncia sobre la falta de acción de las autoridades estatales frente al calentamiento global.
Aunque el Convenio Europeo de Derechos Humanos no recoge explícitamente un derecho a un medio ambiente sano, el TEDH ha dictado varias sentencias relacionadas con el medio ambiente. En estas sentencias, se ha considerado que el ejercicio de ciertos derechos del convenio puede verse afectado por daños al entorno y la exposición a riesgos medioambiental.
Esta sentencia podría tener importantes repercusiones y alentar a otros activistas a utilizar las leyes de derechos humanos para exigir responsabilidades a los gobiernos en materia climática.
ARTICULO THE TELEGRAPH – 10 de abril de 2024
https://www.telegraph.co.uk/news/2024/04/10/international-left-wing-elites-crushing-democracy/
Traducción del texto del artículo.
Las élites internacionales de izquierda están en camino de aplastar la democracia.
La sentencia de emisiones cero del TEDH muestra por qué el Reino Unido ahora debe abandonar el tribunal sin demora.
ALLISTER HEATH
THE TELEGRAPH – 10 de abril de 2024 • 19:39
La democracia está muriendo y se nos acaba el tiempo para salvarla. Se está acelerando el robo de poder e influencia de los ciudadanos comunes y corrientes y su transferencia a abogados y tecnócratas no electos y que no rinden cuentas.
La reacción popular, cuando llegue, será devastadora, pero mientras tanto las élites de izquierda están redoblando sus esfuerzos, utilizando todas las justificaciones posibles para expandir sus imperios.
En un incendiario golpe judicial esta semana, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) amplió enormemente su propio mandato y al mismo tiempo degradó la democracia otro nivel. En un fallo que casi sería divertido si no fuera tan grave, su Gran Sala dictaminó que los países que no reducen las emisiones de carbono con la suficiente rapidez están violando el derecho de sus ciudadanos a la vida privada y familiar.
Esta ridícula decisión es una mala noticia para cualquiera que cuestione la carrera hacia los coches eléctricos obligatorios, las bombas de calor, los contadores inteligentes o los impuestos más altos sobre el carbono: sus opiniones ya no son bienvenidas y ya no importarán. La sentencia se dictó contra Suiza, pero sentará un precedente para todos los signatarios del Convenio Europeo de Derechos Humanos, incluido Gran Bretaña. Los heroicos suizos habían rechazado un conjunto de medidas de cero emisiones netas en un referéndum: el TEDH ha hecho saltar por los aires la constitución más democrática de Europa, en una dura advertencia al creciente grupo de disidentes de cero emisiones netas en Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos y Alemania.
No se trata sólo de que los tribunales digan a los políticos que implementen sus propias leyes y sus propios “presupuestos de carbono”, como en una revisión judicial convencional: este fallo va mucho más allá, afirmando que la única forma en que un estado puede permanecer en el lado correcto de las normas de derechos humanos es apresurarse a descarbonizar.
El problema es obvio: si un aumento de temperatura viola nuestro derecho a la vida privada y familiar, ¿qué no lo hace? ¿Dónde terminará la toma de poder del TEDH?
El juego aquí es claro. Al hacer que todo lo relacionado con los “derechos humanos” no pueda ser cuestionado, entonces la esfera democrática, donde podemos debatir, estar en desacuerdo y votar por diferentes enfoques, se restringe drásticamente, y la influencia de los abogados de izquierda aumenta enormemente.
Qué pasa con las listas de espera del NHS (Sistema Nacional de Salud)? ¿No son una violación de nuestros derechos humanos? ¿No debería el TEDH ordenar a los conservadores que gasten aún más en Salud Pública? ¿Alguien probará esto pronto? ¿Qué pasa con la oferta limitada de viviendas, que está haciendo subir los precios? ¿No es eso una violación de derechos mucho más evidente, ya que dificulta tener una familia? ¿Debería intervenir el Tribunal también en este caso? ¿Y qué pasa con el gasto insuficiente en el ejército? ¿No se alteraría la vida familiar en caso de guerra?
También nos vendría bien un mayor crecimiento económico, salarios más altos, maternidad y pastel de manzana. ¿Dónde termina la locura? Es hora de que Gran Bretaña abandone el TEDH antes de que sea demasiado tarde.
Pasé horas leyendo la sentencia, Verein KlimaSeniorinnen Schweiz y otros contra Suiza , y me resultó difícil discernir algo en ella que pudiera calificarse como razonamiento jurídico real, en contraposición a la palabrería de un “tribunal” que ha renunciado a cualquier pretensión de autocontrol.
Simplemente decreta que el significado del artículo 8 de la Convención debe abarcar ahora “el derecho de las personas a una protección efectiva por parte de las autoridades estatales contra los graves efectos adversos del cambio climático en sus vidas, su salud, su bienestar y su calidad de vida”.
Los autores originales de la Convención nunca tuvieron nada parecido en mente y seguramente nunca imaginaron que su documento posterior a la Segunda Guerra Mundial sería traducido y distorsionado de esa manera.
Los jueces ultraactivistas de hoy están tratando la Convención como un “documento vivo”, reinterpretando su significado como mejor les parezca. La única sección legalmente rigurosa del fallo fue la opinión parcialmente disidente de Tim Eicke, el único juez británico, quien tal vez se da cuenta de que esta última extralimitación absurda algún día será recordada como el momento en que el Reino Unido finalmente cayó al abismo en la cuestión de la retirada. .
Una línea de la sentencia revela el impulso profundamente autoritario que subyace a la decisión: en un caso clásico de doble discurso orwelliano, invierte el significado de “democracia” para justificar que se ignore lo que el público realmente quiere. “La democracia no puede reducirse a la voluntad de la mayoría del electorado y de los representantes electos, sin tener en cuenta las exigencias del Estado de Derecho”, se nos dice.
Esto podría interpretarse simplemente en el sentido de que una turba enojada no tiene derecho a imponer su voluntad sin pasar por los procedimientos constitucionales adecuados. Incluso en el Reino Unido, que no tiene una separación formal de poderes y donde el Parlamento puede cambiar cualquier ley como quiera, nuestros tribunales independientes llevan mucho tiempo fallando sobre la legalidad de las acciones gubernamentales. Si se consideran ilegales, el gobierno debe cumplir la ley o, de lo contrario, lograr que el Parlamento cambie la ley.
Sin embargo, esto no es lo que el TEDH tiene en mente, y confunde el “estado de derecho” con el “gobierno de los abogados”. Cree que la democracia debe ser radicalmente limitada, que el pueblo no es lo suficientemente sabio para tomar decisiones, que hay posiciones objetivamente buenas y correctas y otras equivocadas y malvadas.
Si se confía en los votantes, se puede conseguir el Brexit –horror de horrores– o que los suizos rechacen el cero emisiones, lo cual es claramente intolerable. La democracia es el equivalente político del dinero de bolsillo: sólo debería prevalecer sobre asuntos sin importancia. Las verdaderas decisiones deben ser tomadas por jueces objetivos.
La patología de la democracia es que puede descender a una tiranía de la mayoría y una opresión de la minoría. Pero repito, esto no es realmente lo que preocupa al TEDH. Sus aliados quieren seguir llevándonos de una interpretación minimalista de los derechos que deberían limitar el gobierno mayoritario –el tipo de libertades negativas contenidas en la Declaración de Derechos de Estados Unidos– a una interpretación izquierdista y maximalista, en la que todos tenemos derecho a todos los derechos posibles. algo bueno, desde viviendas baratas hasta dos vacaciones al año o ningún cambio climático, y donde sólo los detalles quedan en manos de los políticos y los tecnócratas.
También creen que consultar al electorado no funciona porque no tiene en cuenta a los muy jóvenes o a los que aún no han nacido, por lo que la respuesta es imponer una cultura de derechos que neutralice la política genuina. ¿Quién guarda a los guardianes? ¿Quién gobierna Gran Bretaña? Es hora de recuperar el control de estos elitistas maníacos y antidemocráticos.
© Telegraph Media Group Limitado 2024
En LIBERTAS entendemos que una acción desproporcionada en el control climático puede afectar negativamente a la democracia al restringir las libertades individuales, limitar el debate público, transferir el poder a entidades no electas y socavar la confianza en las instituciones democráticas.
Los puntos de mayor preocupación son:
- Restricción de libertades individuales: Medidas drásticas para controlar las emisiones de carbono pueden implicar restricciones en la libertad de elección individual y en el estilo de vida de las personas, lo que afecta su autonomía y libertades personales.
- Falta de representatividad: Decisiones climáticas tomadas a nivel internacional o por órganos judiciales pueden no reflejar adecuadamente las preferencias y necesidades de los ciudadanos. Esto podría debilitar el principio de representatividad en la toma de decisiones democráticas.
- Limitación del debate público: La imposición de políticas climáticas sin un debate público adecuado y sin la participación de los ciudadanos y sus representantes electos puede minar el proceso democrático al evitar la discusión abierta y la deliberación sobre las opciones políticas.
- Transferencia de poder a entidades no electas: Decisiones sobre políticas climáticas tomadas por organismos internacionales, como el TEDH, pueden transferir el poder de decisión a instituciones no electas, como jueces o tecnócratas, lo que socava la soberanía democrática de los Estados y la rendición de cuentas de los líderes políticos.
- Polarización y desconfianza en las instituciones: La imposición de medidas climáticas controvertidas sin un consenso amplio puede generar polarización en la sociedad y erosionar la confianza en las instituciones democráticas, lo que debilita el tejido democrático y puede llevar a una mayor fragmentación social.
LIBERTAS, por la LIBERTAS, la DEMOCRACIA y la REPÚBLICA
Conferencia titulada ‘Agenda 2030 objetivos y amenazas’ impartida por el filósofo y rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Higinio Marín, en el Centro de Jerez de la Frontera de la ACdP.