Spread the love

Lo que todos vemos con estupor, el Diario El País lo denuncia en su editorial de hoy. Un operativo político para sacar a la fiscal Fossati del caso Astesiano que ha puesto en riesgo la independencia judicial y ha generado una enorme preocupación y vergüenza ajena. Es indignante ver cómo la política se ha puesto por encima de lo jurídico, retorciendo las instituciones y generando una crisis política institucional preocupante para la Democracia.

«UN OPERATIVO INDIGNANTE» EL PAIS – 22 de marzo de 2023
Los uruguayos solemos enorgullecernos, con razón, de nuestra democracia, nuestro sólido Estado de Derecho y nuestro sistema de partidos. La libertad política está arraigada en el ADN nacional y es una de las claves que distinguen al Uruguay no solo en el continente sino en el mundo. Nuestra Justicia, aunque lenta, funciona para defender los derechos de las personas y la corrupción es la excepción, no la regla. Sin dudas, hay mucho de bueno en todo esto y debemos celebrarlo.

Eso no quita que existen personas que no valoran nuestras instituciones de esa forma y que tienen fines políticos o personales que creen que están por encima de la Ley, porque al final del día piensan que el fin justifica los medios. En las últimas semanas, hemos visto un ejemplo de esto, de esos que retuercen las tripas, y que genera una enorme vergüenza ajena además de una honda preocupación.

Nos referimos, claro está al operativo tristemente exitoso del Frente Amplio para sacar a la fiscal Fossati del caso Astesiano, cuando el foco estaba sobre la sospechosa actuación de Gustavo Leal. Por cierto que no lo hizo solo, tiene cómplices en la prensa y la fiscalía, pero al mirar la película queda muy claro como se desenvolvieron los hechos, veamos.

Hasta que la fiscal Gabriela Fossati puso a Gustavo Leal como indagado en la causa era una heroína nacional, reconocida por tirios y troyanos. Había logrado lo que unánimemente se reconocía como un gran acuerdo para condenar a Astesiano por tres delitos y seguía avanzando en la causa. Pero, hete aquí, que Gustavo Leal decidió entreverar la baraja yendo a visitar al padre de Astesiano por razones aún no conocidas públicamente y todo cambió.

Fossati encontró mérito para indagarlo y pasó de ser la heroína a la villana de la película para el Frente Amplio y sus secuaces.

El operativo para sacar a Fossati se puso en marcha, con la pasmosa pasividad del oficialismo. Comenzó a atacársela con declaraciones subidas de tono por parte de dirigentes frentistas y titulares injuriosos desde sus medios afines. Un periodista de expresiva trayectoria abusó de la confianza de la fiscal y le grabó una conversación privada, que difundió en el momento que el caso giró contra Leal, no antes.

A partir de este episodio asumió como interino el fiscal Romano. Con una hiperactividad injustificada para una persona que tiene cientos de casos a su cargo e iba a estar por unos días en funciones, fue a ver a Astesiano sin que este lo llamara como declaró su abogado y aparentemente se aprestaba a cerrar la indagatoria sobre Leal sin tener elementos para hacerlo.

Enterada de que Romano le iba a destruir un caso que venía investigando durante meses Fossati volvió a ocupar su cargo y allí los operadores vieron frustrados sus planes pero, al mismo tiempo, la oportunidad para finalmente sacarse a la molesta fiscal de encima.

Romano armó una escena de telenovela en la Fiscalía, yendo a agredir a la fiscal Fossati a su oficina y generó un escándalo que culminó con que el Fiscal de Corte Gómez tuviera que tomar cartas en el asunto. La estratagema urdida fue clara y los actos finales se desencadenaron con la cadencia preestablecida. Finalmente Gómez cumplió con el pedido del abogado de Leal y de la dirigencia frentista y se apresuró a cumplir con la tarea de forma vergonzosa.

Gómez termina sacando del caso a una fiscal que cumplió a cabalidad con su tarea por un episodio generado por quienes querían sacarla. Si a eso le sumamos que a quien pone para sustituir a Fossati es conocida en el ámbito de Fiscalía por sus posiciones políticas, no queda poco lugar para la imaginación.

Con todos los actos del operativo sobre la mesa, podemos comprobar que estamos ante un desenlace anunciado, porque era el que se procuraba. Estamos ante un caso indignante, en que la política se puso por encima de lo jurídico, con una sordidez despreciable.

Hoy el llamado caso Astesiano se ha politizado de una forma que no tiene retorno por el Frente Amplio y sus aliados. El oficialismo ha pecado de ingenuidad, es cierto, al mantener a Gómez y haber dejado que todo esto pasara sin siquiera advertirlo, pero la gran culpa es de quienes corrompen el sistema no de quienes cumplen con la ley.

No hay forma de ser demasiado optimista respecto con lo que puede suceder ahora que la política se introdujo con una injerencia nunca antes vista en un caso que está llamado a seguir acaparando titulares ahora que lograron lo que querían.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *