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La libertad humana es un derecho fundamental que implica la capacidad de las personas de elegir y actuar de acuerdo con sus propios fines y valores, sin interferencias arbitrarias o coercitivas de otros. Sin embargo, en algunos países, este derecho es sistemáticamente violado por regímenes autoritarios que imponen restricciones y sanciones a las libertades civiles y políticas de sus ciudadanos, como la libertad de expresión, de asociación, de participación y de protesta.

Este es el caso de Cuba y Venezuela, dos países que comparten una misma ideología socialista del siglo XXI, pero que presentan diferencias y similitudes en cuanto al grado, las formas y las consecuencias de la vulneración de las libertades humanas. El objetivo de este artìculo es analizar y comparar la situación de ambos países en esta materia, utilizando fuentes confiables y criterios objetivos, para identificar los factores que explican la persistencia y la resistencia de estos regímenes, así como los desafíos y las oportunidades para la promoción y la defensa de la libertad humana en la región.

Origen: El régimen de Fidel Castro y el régimen de Hugo Chávez tienen algunas similitudes y diferencias en cuanto a su origen, ideología, política y economía.

Ambos líderes llegaron al poder mediante una revolución contra el gobierno. Castro derrocó al dictador Fulgencio Batista en 1959 e instauró un sistema comunista en Cuba. Chávez lideró un fallido golpe de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez en 1992 y luego ganó las elecciones presidenciales en 1998 con el apoyo de un movimiento popular llamado el chavismo.

Ideología: Ambos líderes se identificaron con el socialismo.

Castro y Chávez fueron aliados estratégicos y se apoyaron mutuamente en diversos ámbitos, como la cooperación energética, educativa, sanitaria y militar. También fueron críticos de Estados Unidos y su injerencia en América Latina.

Política: Ambos líderes impusieron un sistema autoritario que reprimió la disidencia, violó los derechos humanos y limitó las libertades civiles y políticas. Castro gobernó por decreto hasta 1976 y luego ocupó los tres cargos más poderosos del gobierno cubano hasta que delegó el poder a su hermano Raúl en 2006. Chávez modificó la constitución para ampliar sus facultades, eliminar los límites de reelección y crear un estado comunal. Ambos líderes controlaron los medios de comunicación, el poder judicial y las fuerzas armadas, y utilizaron tácticas abusivas como la vigilancia, las detenciones arbitrarias, las golpizas y los actos de repudio contra sus opositores.

Economía: Ambos líderes implementaron políticas económicas basadas en el estatismo, el intervencionismo y el populismo. Castro nacionalizó la mayoría de las empresas y propiedades privadas, estableció un sistema de planificación centralizada y dependió de la ayuda económica de la Unión Soviética hasta su colapso. Chávez también nacionalizó sectores estratégicos de la economía, como el petróleo, la electricidad y las telecomunicaciones, y usó los ingresos petroleros para financiar programas sociales y subsidios. Sin embargo, ambos líderes enfrentaron graves problemas económicos, como la escasez, la inflación, la deuda, el desempleo y la pobreza, que se agravaron por factores externos como el embargo estadounidense a Cuba y la caída de los precios del petróleo en Venezuela.

Cultura: Ambos líderes promovieron una cultura revolucionaria que exaltaba los valores del socialismo, el patriotismo y el antiimperialismo. Castro y Chávez impulsaron la educación popular, la alfabetización, el deporte, el arte y la ciencia como medios para el desarrollo humano y social. También fomentaron el intercambio cultural entre Cuba y Venezuela, así como con otros países de la región. Sin embargo, ambos líderes también censuraron y restringieron la libertad de expresión, la diversidad de pensamiento y la crítica artística e intelectual que no se alineaba con su proyecto político.

Relaciones internacionales: Ambos líderes desafiaron el dominio de Estados Unidos y buscaron una mayor integración y cooperación entre los países de América Latina y el Caribe. Castro y Chávez fueron los principales impulsores de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), una alianza política y económica que se opone al libre comercio y propone un modelo de desarrollo basado en la solidaridad, la complementariedad y la autodeterminación. También apoyaron a otros gobiernos de izquierda en la región, como los de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Brasil, y mantuvieron relaciones estrechas con países como China, Rusia e Irán.

Legado: Ambos líderes dejaron una huella profunda en la historia de sus países y del continente. Castro y Chávez fueron admirados por millones de personas que los vieron como líderes carismáticos, visionarios y defensores de los pobres y los oprimidos. También fueron rechazados y criticados por otros millones que los consideraron dictadores, demagogos y violadores de los derechos humanos.

Sus regímenes enfrentan actualmente graves crisis políticas, sociales y económicas que ponen en riesgo su continuidad y estabilidad.

Llevado a nuestros días un comparativo entre Nicolás Maduro en Venezuela y Díaz-Canel en Cuba podría abordar los siguientes aspectos:

Origen: Maduro fue el sucesor designado por Hugo Chávez antes de su muerte en 2013, y desde entonces ha gobernado Venezuela con el apoyo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y de las fuerzas armadas. Díaz-Canel fue el primer vicepresidente de Raúl Castro desde 2013 hasta 2019, cuando asumió la presidencia de Cuba con el respaldo del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de la cúpula militar.

Ideología: Maduro y Díaz-Canel comparten la misma ideología socialista del siglo XXI, que se basa en el legado de Fidel Castro y Hugo Chávez, y que busca una mayor integración y cooperación entre los países de América Latina y el Caribe, así como una oposición al imperialismo y al neoliberalismo.

Ambos líderes se consideran herederos de la revolución bolivariana y de la revolución cubana, respectivamente.

Política: Maduro y Díaz-Canel enfrentan una fuerte oposición interna y externa a sus regímenes, que han sido acusados de violar los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. Maduro ha sido desconocido como presidente legítimo por más de 50 países, que reconocen a Juan Guaidó como el líder interino de Venezuela. Díaz-Canel ha sido cuestionado por el movimiento San Isidro y por las protestas masivas del 11 de julio de 2021, que exigieron libertad y cambios políticos en Cuba. Ambos líderes han reprimido violentamente a sus detractores y han culpado a Estados Unidos y a sus aliados de promover una guerra económica y mediática contra sus gobiernos.

Economía: Maduro y Díaz-Canel han presidido una profunda crisis económica y social en sus países, que se ha visto agravada por la pandemia del COVID-19 y por las sanciones internacionales. Venezuela sufre de una hiperinflación, una escasez de alimentos, medicinas y combustible, una caída de la producción petrolera, una deuda externa impagable y una migración masiva de más de 5 millones de venezolanos. Cuba padece de una recesión, una falta de divisas, una reducción de los subsidios de Venezuela, una escasez de productos básicos, una dolarización parcial de la economía y una insatisfacción popular. Ambos líderes han anunciado medidas de ajuste económico, como la eliminación de subsidios, la unificación monetaria, la apertura al sector privado y la atracción de inversiones extranjeras, pero sin renunciar al control estatal de la economía.

La persecución de opositores en Venezuela y Cuba es una realidad que afecta a miles de personas que se atreven a disentir o criticar a los regímenes autoritarios de Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel.

  • Venezuela: Según un informe de Human Rights Watch, el gobierno de Maduro ha respondido con violencia y brutalidad a las protestas y manifestaciones contra su gestión, provocando decenas de muertes, cientos de heridos y miles de detenciones arbitrarias. Muchos de los detenidos han sido sometidos a torturas, tratos crueles y violaciones al debido proceso, e incluso han sido juzgados por tribunales militares.
  • Además, el gobierno ha utilizado el sistema judicial, controlado por el oficialismo, para perseguir y encarcelar a líderes opositores, activistas, periodistas y defensores de derechos humanos, acusándolos de delitos como terrorismo, traición o conspiración.
  • El gobierno también ha recurrido a la intimidación, la censura, la propaganda y la manipulación electoral para socavar la participación política y la libertad de expresión de la oposición.
  • Cuba: Según un informe de Amnistía Internacional, el gobierno de Díaz-Canel ha intensificado la represión contra los opositores, especialmente tras las históricas protestas del 11 de julio de 2021, que exigieron libertad y cambios en la isla. El gobierno ha detenido, golpeado, acosado y amenazado a cientos de personas que participaron o apoyaron las protestas, así como a periodistas independientes, artistas, activistas y defensores de derechos humanos.
  • Muchos de los detenidos han sido sometidos a juicios sumarios, sin garantías de defensa ni transparencia, y han sido condenados a penas de prisión por delitos como desorden público, resistencia o desacato. El gobierno también ha restringido el acceso a internet, bloqueado las redes sociales y difundido mensajes estigmatizantes y falsos contra los opositores.

La discusión si Venezuela y Cuba son regímenes democráticos o regímenes dictatoriales no admite dos posiciones.

Algunos de los motivos por los que se puede afirmar que Venezuela y Cuba no son democráticos.

  • Se puede afirmar que Venezuela y Cuba no son democráticos porque sus regímenes violan los principios básicos de la democracia, como el respeto a los derechos humanos, la separación de poderes, la pluralidad política, la libertad de expresión y la participación ciudadana.
  • Venezuela y Cuba son considerados por diversas organizaciones internacionales como países no libres, que sufren de graves restricciones a las libertades civiles y políticas de sus habitantes. Por ejemplo, según el informe de Freedom House de 2021, Venezuela tiene una puntuación de 14/100 y Cuba de 11/100 en el índice de libertad, lo que los ubica entre los países más represivos del mundo.
  • Venezuela y Cuba han sido denunciados por numerosas violaciones de derechos humanos, como la tortura, las detenciones arbitrarias, las ejecuciones extrajudiciales, la represión de las protestas, la censura de los medios de comunicación y la persecución de los opositores. Estas violaciones han sido documentadas por organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Human Rights Watch y Amnistía Internacional, entre otros.
  • Venezuela y Cuba no tienen una verdadera democracia representativa, sino que son gobernados por un partido único que controla todos los poderes del Estado y que impide el surgimiento de una oposición legítima y competitiva.
  • Además, las elecciones que se realizan en estos países son fraudulentas, manipuladas y sin garantías de transparencia y equidad. Por ejemplo, según el informe de la Unión Europea sobre las elecciones parlamentarias de Venezuela de 2020, estas fueron “una oportunidad perdida para la democracia” y “carecieron de las condiciones mínimas para la inclusión y la participación”.
  • Venezuela y Cuba no tienen una sociedad civil fuerte y autónoma, sino que están sometidos a un sistema de control social que limita la capacidad de organización, movilización y expresión de los ciudadanos.
  • El régimen utiliza mecanismos como la vigilancia, el adoctrinamiento, la cooptación, la intimidación y la violencia para silenciar y reprimir cualquier forma de disidencia o crítica. Así, se impide el ejercicio de los derechos civiles y políticos, como la libertad de asociación, de reunión, de opinión y de información.

Algunos de los motivos por los que se puede afirmar que Venezuela y Cuba son dictaduras.

  • Ambos países son gobernados por un partido único que controla todos los poderes del Estado y que impide el surgimiento de una oposición legítima y competitiva. Además, las elecciones que se realizan en estos países son fraudulentas, manipuladas y sin garantías de transparencia y equidad. Por ejemplo, en las elecciones parlamentarias de Venezuela de 2020, el Consejo Nacional Electoral (CNE) estaba integrado por miembros afines al oficialismo, se inhabilitó a los principales partidos y líderes opositores, se redujo el número de diputados y se modificó la distribución de los escaños, favoreciendo al chavismo. En las elecciones presidenciales de Cuba de 2018, Miguel Díaz-Canel fue el único candidato propuesto por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), que está dominada por el Partido Comunista de Cuba (PCC), y los ciudadanos solo podían votar sí o no a su candidatura, sin ninguna otra opción.
  • Ambos países violan sistemáticamente los derechos humanos, como la libertad de expresión, de asociación, de participación y de protesta. El régimen utiliza mecanismos como la vigilancia, el adoctrinamiento, la cooptación, la intimidación y la violencia para silenciar y reprimir cualquier forma de disidencia o crítica. Por ejemplo, en las protestas de Venezuela de 2017, el gobierno de Maduro desplegó a las fuerzas de seguridad y a los grupos paramilitares conocidos como colectivos, que dispararon, golpearon y detuvieron a miles de manifestantes, causando más de 120 muertos, 2.000 heridos y 5.000 detenidos, muchos de los cuales fueron torturados y juzgados por tribunales militares. En las protestas de Cuba de 2021, el gobierno de Díaz-Canel movilizó a la policía y a las brigadas de respuesta rápida, que reprimieron violentamente a los manifestantes, provocando al menos un muerto, decenas de heridos y cientos de detenidos, muchos de los cuales fueron sometidos a juicios sumarios y condenados a penas de prisión.
  • Ambos países no tienen una sociedad civil fuerte y autónoma, sino que están sometidos a un sistema de control social que limita la capacidad de organización, movilización y expresión de los ciudadanos. El régimen trata de imponer una cultura revolucionaria que exalta los valores del socialismo, el patriotismo y el antiimperialismo, y que censura y restringe la diversidad de pensamiento y la crítica artística e intelectual. Por ejemplo, en Venezuela, el gobierno ha creado una red de organizaciones sociales afines al chavismo, como los consejos comunales, las comunas y las milicias, que reciben recursos y beneficios del Estado, pero que también son utilizados para vigilar, coaccionar y movilizar a la población a favor del régimen. En Cuba, el gobierno ha establecido un sistema de organizaciones de masas controladas por el PCC, como los comités de defensa de la revolución, las federaciones de mujeres y de estudiantes, y los sindicatos, que cumplen funciones de control social, propaganda y movilización política.

Declaración de LIBERTAS

La situación actual en Cuba y Venezuela refleja una clara y contundente violación de los derechos humanos, la libertad y la democracia. Ambos países, aunque diferentes en su historia y contexto, comparten una triste realidad: son dos caras de la misma moneda en lo que respecta a la opresión y la represión de sus ciudadanos.

En Cuba, el régimen liderado por Díaz-Canel ha intensificado la represión contra los opositores, silenciando las voces disidentes y limitando la libertad de expresión y de asociación

Por otro lado, en Venezuela, el gobierno de Maduro ha respondido con violencia y brutalidad a las manifestaciones pacíficas, provocando muertes, heridas y detenciones arbitrarias. La persecución de opositores políticos y la manipulación de procesos electorales socavan los principios democráticos y atentan contra la dignidad y la libertad de los venezolanos.

Es imperativo que la comunidad internacional se una en condena a estas violaciones flagrantes de los derechos humanos y exija un cambio real y significativo en ambos países. La libertad y la democracia no pueden ser negociadas ni sacrificadas en aras de intereses políticos o ideológicos.

LIBERTAS rechaza enérgicamente la represión, la violencia y la injusticia que imperan en Cuba y Venezuela. Instamos a los gobiernos del mundo a tomar medidas concretas para apoyar a los ciudadanos que luchan por un futuro libre y democrático, donde los derechos fundamentales sean respetados y protegidos.

Nos solidarizamos con el pueblo cubano y venezolano en su búsqueda de libertad y justicia. Su valentía y determinación son inspiradoras y nos recuerdan que la lucha por la libertad es un derecho inalienable de todo ser humano.

Que esta declaración sea un llamado a la acción, un compromiso firme y un recordatorio de que juntos, podemos y debemos trabajar por un mundo donde la libertad y la dignidad sean garantizadas para todos.

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