FORMULA: c+p=Dp
La fórmula «Conflicto, polarización: Resultado la Democracia en peligro» surge de la observación de cómo las tensiones y divisiones profundas en una sociedad pueden erosionar los cimientos democráticos. El conflicto, entendido como enfrentamientos abiertos entre grupos con intereses o ideologías opuestas, y la polarización, que se refiere a la creciente distancia y antagonismo entre estos grupos, debilitan la cohesión social y dificultan el consenso necesario para el funcionamiento efectivo de las instituciones democráticas. Cuando las diferencias se intensifican hasta el punto de generar desconfianza, intolerancia y hostilidad, la capacidad de una democracia para resolver disputas pacíficamente y gobernar de manera inclusiva se ve gravemente comprometida, poniendo en peligro su estabilidad y legitimidad.
Una polarización intensa debilita la democracia.
En democracias sanas, los grupos opuestos se consideran adversarios políticos con los que competir y, en ocasiones, negociar. Sin embargo, en las democracias profundamente polarizadas, los oponentes políticos se ven como un enemigo al que se debe vencer.
Un proyecto de investigación colaborativo sobre democracias polarizadas de todo el mundo analiza los procesos mediante los cuales las sociedades se dividen en “tribus” políticas, con el consiguiente perjuicio para la democracia.
Sobre la base de un análisis en Estados Unidos, Turquía, Hungría, Venezuela y Tailandia, se constato que, cuando los líderes políticos tachan a sus oponentes de inmorales o corruptos, crean dos bandos en la sociedad: “nosotros” y “ellos”; lo que los politólogos y los psicólogos denominan “grupos propios” y “grupos ajenos”.
En esta dinámica tribal, cada bando ve al otro grupo, el “grupo ajeno”, con una creciente desconfianza, sesgo y enemistad. Crece la percepción de que “si ellos ganan, yo pierdo”. Cada bando ve al otro grupo político y sus partidarios como una amenaza para la nación o su forma de vida, en caso de que llegara al poder. Por lo tanto, los seguidores del actual gobernante toleran que tenga un comportamiento más antiliberal y crecientemente autoritario para mantenerse en el gobierno, mientras que sus oponentes están cada vez más dispuestos a recurrir a medios antidemocráticos para apearlo del poder.
El resultado no es otro que una democracia dañada.
Factores de polarización
1. Las divisiones alimentadas por los políticos
En primer lugar, a menudo este fenómeno es estimulado por la retórica de los líderes políticos, que explotan agravios reales de los votantes. Estos políticos deciden subrayar las cuestiones que generan división, a fin de favorecer su propia agenda política. Es posible que exploten agravios y ansiedades reales sobre el desempleo o la delincuencia o, incluso, que se inventen una amenaza, como Donald Trump cuando tildó a los refugiados centroamericanos de “ejército invasor”.
En un contexto de polarización extrema, las personas se sienten distanciadas respecto del “otro” bando y sospechan de él. Al mismo tiempo, se sienten leales y confiadas respecto a su propio bando, sin analizar sus sesgos ni la base objectiva de su información. Por lo tanto, son receptivos a la retórica de los líderes políticos que pretenden generar votos a partir del miedo al “otro”. Pese a que es un fenómeno común, identificado hace tiempo por la psicología social, se ha agravado todavía más en la era actual, marcada por los ciclos de noticias de 24 horas en las redes sociales y en la cual los medios de comunicación más politizados repiten y amplifican los ataques políticos.
En un contexto de polarización extrema, las personas se sienten distanciadas respecto del “otro” bando y sospechan de él. Se sienten leales y confiadas respecto a su propio bando, sin analizar sus sesgos ni la base de su información
2. Reacción de la oposición
Pese a todo, la polarización trabaja en dos sentidos. Cómo reacciona la oposición política es el segundo factor que explica el impacto de la polarización en la democracia. Si, ante la retórica de resentimiento y las tácticas que pretenden excluir al perdedor, la oposición responde con un lenguaje político agresivo y demonizador similar, se arriesga a consolidar un ciclo que conduzca a un atrincheramiento en la política de polarización.
Por otro lado, si movilizan a los votantes en torno a un mensaje positivo de democratización y se resisten a las estrategias del “ojo por ojo”, pueden sentar las bases de la despolarización.
3. Fallas polarizantes
Como constató nuestra investigación, el tercer obstáculo, y el más difícil, radica en la base subyacente de la polarización. Cuando los países se polarizan en torno a divisiones que reflejan debates no resueltos, presentes ya en la formación del país, es más probable que dicha polarización resulte duradera y dañina.
Estas divisiones suelen estar relacionadas con conceptos sobre la identidad nacional y los derechos de la ciudadanía. Este tipo de polarización es particularmente pernicioso, puesto que gira en torno a los debates sobre quiénes son los ciudadanos legítimos y quiénes pueden representarlos legítimamente.
Por ejemplo, los Estados Unidos se fundaron sobre la desigualdad en los derechos de ciudadanía de los afroamericanos, los nativos americanos y las mujeres. Cuando estos grupos reafirmaron sus derechos en el movimiento por los derechos civiles de la década de 1960 y en el movimiento de mujeres de la década de 1970, creció la polarización en torno a estos derechos y el cambio en la posición
La peligrosa lógica de la polarización
1. La polarización premia las posiciones extremas y debilita a los moderados centristas
Los líderes y partidos polarizadores necesitan enemigos para establecer una línea divisoria entre “nosotros” y “ellos”. Avivan el miedo a estos enemigos a fin de seguir ganando elecciones. Los enemigos pueden ser externos (los inmigrantes en Hungría o los imperialistas extranjeros en Venezuela) o internos (los terroristas kurdos en Turquía, los medios de comunicación en los Estados Unidos y cualquiera que no esté de acuerdo con el líder). Los extremistas de ambos bandos etiquetan luego a los moderados que están dispuestos a entablar compromisos como “traidores en connivencia con el enemigo” o “vendidos”. De esta manera, el centro desaparece y las posiciones radicales predominan, con la consiguiente parálisis política o, incluso, la aparición de un conflicto violento.
2. La polarización influye en las percepciones individuales y es difícil de revertir una vez creada
Cuando ya se ha instalado una forma de pensar polarizada y los votantes se sienten profundamente divididos psicológica y espacialmente, es muy difícil volver atrás. La investigaciónsobre el razonamiento inducido nos ayuda a comprender este problema. Las emociones y los deseos y temores inconscientes5 influyen en cómo interpretamos la información, en especial si nos sentimos amenazados. Los votantes están motivados para eliminar la disonancia cognitiva rechazando los hechos que ponen en entredicho sus visiones del mundo o su concepto de sí mismos. Los líderes polarizadores aprenden que explotar los temores y ansiedades de sus partidarios les servirá para ganar las elecciones, de modo que alientan ese razonamiento inducido.
En consecuencia, cuando el gobierno venezolano difunde teorías de la conspiración para explicar los graves problemas del país, sus partidarios acérrimos parecen creerlos sin cuestionarlos.
De un modo similar, el movimiento birther de Trump, que ponía en duda la ciudadanía de Barack Obama y su derecho a ser candidato, rechazaba la información objetiva sobre el lugar de nacimiento del expresidente norteamericano.
Cuando ya se ha instalado una forma de pensar polarizada y los votantes se sienten profundamente divididos psicológica y espacialmente, es muy difícil volver atrás
3. Las tácticas de “ojo por ojo” agravan la polarización y resultan contraproducentes
Una estrategia obstruccionista intensifica la polarización y puede poner en peligro la democracia. Tratar la política como un juego de represalias y contrarrepresalias puede hacer que te expulsen del terreno de juego. Por ejemplo, en Venezuela, la oposición política se negó a negociar con el presidente Chávez y, en su lugar, durante tres años lo intentó expulsar de la presidencia a través de métodos tanto constitucionales como anticonstitucionales.
Al fracasar, la oposición boicoteó unas elecciones legislativas y perdió el control del Congreso por completo ante el partido de Chávez, con lo cual le cedieron la potestad de nombrar a los miembros de la Corte Suprema y el Consejo Nacional Electoral a lo largo de la década siguiente.
Deshacer la polarización
Es posible eludir la polarización o, incluso, deshacerla sin permitir un comportamiento antidemocrático ni eludir el enfrentamiento político en torno a determinados principios y cuestiones. Evitar que se intensifique la división y desconfianza que parece asolar nuestras sociedades es responsabilidad tanto de los líderes políticos como de los ciudadanos. No basta meramente con retirarse de la política.
Los ciudadanos pueden protegerse a sí mismos y a su democracia si son conscientes de los mecanismos políticos y psicológicos de la polarización y de los primeros signos de alerta de la erosión democrática. Pueden negarse a participar en la trampa de la demonización de la política, al tiempo que insisten en votar masivamente contra aquellos que usan métodos polarizadores. Los líderes políticos deben ser conscientes de que sus palabras y acciones pueden incrementar, evitar o reducir la polarización grave.
En cuanto a los que priorizan la victoria de su equipo por encima de todo, la consciencia de que, con el tiempo, serán los perdedores de las reglas que han rediseñado debería de templar sus ánimos. En cuanto a aquellos que tienen una perspectiva más amplia centrada en los intereses colectivos y el bienestar de la sociedad, comprender la lógica de la polarización -que impide la resolución comuna de los problemas- podría darles el coraje necesario para cruzar la brecha en lugar de responder con estrategias de polarización perniciosas.
UN PREOCUPANTE EJEMPLO. ESTADOS UNIDOS Y EL JUCIO A DONALD TRUMP
El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reaccionado con un discurso de más de 30 minutos al veredicto en el que ha sido declarado culpable de 34 delitos.
El ahora de nuevo candidato electoral por el Partido Republicano anunció que apelará «esta farsa de juicio», calificando al juez Juan Merchán como «un demonio» y «un tirano» por, según sus palabras, «crucificar» a sus testigos y no permitirle testificar, a pesar de que fue Trump quien decidió no declarar.
Desde la Torre Trump en Nueva York, Trump describió el caso como un «asunto político«, diseñado, según él, para «poner obstáculos» a su candidatura, caracterizando al sistema como «un Estado fascista«. «Ningún otro candidato presidencial ha sido acosado por la Justicia (..) Me persiguen porque lidero las encuestas», criticó el ex presidente, quien es el primer ex mandatario en la historia de Estados Unidos en ser declarado culpable de un delito penal.
Según Trump, “estamos al frente de las encuestas, superando por más de 6 puntos al presidente porque los estadounidenses comprenden lo que está ocurriendo. Esto es una persecución«, reiteró Trump, mostrando en repetidas ocasiones su desacuerdo con el veredicto del jurado. «¿Cómo pueden hablar de falsificación de documentos empresariales? En realidad, no significa nada (…) cualquier contable puede corregir la decisión de este juez«, reprochó el exmandatario, defendiendo en todo momento que se trataba de «gastos legales».
Sin embargo, el jurado consideró que se trataba de una «falsificación de registros comerciales» para encubrir el soborno a la actriz porno Stormy Daniels. La sentencia final del juez se dictará el 11 de julio y, independientemente del resultado, Trump podrá postularse para la Casa Blanca e incluso volver a ser presidente.
Uno de los puntos clave de la declaración de Trump fue su crítica al juez Merchán y su trato hacia los testigos y la acusación. «No me dejan hablar, me amenazan con la cárcel. Vamos a jugar, pongamos las cartas sobre la mesa», comenzó Trump, antes de arremeter contra el juez: «No ha sido un juicio justo. Vimos cómo trató a los testigos: el juez los crucificó, parecía un demonio. Los testigos pasaron por un infierno y el juez no nos permitió presentar alegaciones mientras que sí permitía a la acusación», criticó el líder republicano.
Además de acusar que «los testigos de la acusación estaban manipulados«, Trump señaló que este mismo juez «destruyó la vida de otra persona inocente y honrada» y que «cambió las reglas del juego» al no permitirle recurrir al abogado de su elección.
«Todo esto es un desastre, nunca hemos visto algo así (…) ¿Falsificación de las cuentas legales? Intentan sacar basura de todas partes», reprochó el magnate estadounidense.
«El juez siempre daba la razón a la acusación, nunca he visto algo similar», insistió.
«Podéis revisar todas las cuentas de mis empresas y veréis que todo era legal«, afirmó Trump, añadiendo que «juristas me aseguran que este caso nunca debería haber tenido lugar».
Después de agradecer el apoyo de varios seguidores republicanos a las puertas del Tribunal durante todo el juicio, Trump comenzó a centrar su atención en la campaña electoral y sus ataques al rival demócrata, el presidente Joe Biden. El magnate no ocultó sus acusaciones contra el actual Gobierno, que él considera «corrupto» y parte interesada en los diversos juicios en su contra: «Vemos la influencia de Washington en todo esto», motivo por el cual cree que viven en «un Estado fascista».
El ex mandatario se ha calificado a sí mismo como un «preso político» y ha pedido a sus seguidores que continúen apoyando su campaña electoral con donaciones.
Según medios locales, la página de donaciones del Partido Republicano, WinRed, se colapsó temporalmente tras el anuncio del veredicto debido a la gran cantidad de contribuciones en apoyo a Trump.
Trump ha sostenido repetidamente su inocencia, describiendo el proceso judicial como una «caza de brujas» diseñada para perjudicar su candidatura presidencial. Aunque ha testificado en otros juicios civiles, decidió no declarar como testigo en este caso.
Antes de abandonar el tribunal, donde se congregaban numerosos periodistas, Trump, visiblemente afectado, afirmó: «El verdadero veredicto lo dará el pueblo el 5 de noviembre«. También calificó el proceso judicial como una «vergüenza» y afirmó que la sentencia demuestra que «somos un país en declive«.
«Lucharé hasta el final y ganaré«, proclamó Trump, añadiendo que «terroristas y enfermos mentales nos están arrebatando el país».
“El criminal convicto Donald Trump” es una frase que probablemente será utilizada por los demócratas, quienes aprovecharán al máximo la sentencia contra el expresidente y nuevamente posible candidato a la presidencia. No será raro ver que los comerciales y la propaganda demócrata apelen constantemente a recordarle al votante que uno de los candidatos es un criminal ante la ley.
Ya no se trata de acusaciones sin juicio; en efecto, Donald Trump competirá por la presidencia de Estados Unidos, siendo el primer expresidente en la historia de aquella nación en ser condenado por un delito grave. Aunque la situación parece de una comedia, la realidad será así y, para seguir con este teatro, es muy probable que gane.
Es cierto que para muchos, el veredicto contra Trump fue una buena noticia. Sin embargo, para aquellos seguidores fieles del trumpismo (hasta me atrevería a decir fanáticos) era de esperarse que el expresidente fuera declarado culpable por el jurado.
Desde hace tiempo, dicho grupo, que no es para nada pequeño, ha manejado una narrativa de Trump contra el sistema.
Puede parecer ridículo, pero de verdad consideran al multimillonario un luchador de la resistencia a favor de los valores estadounidenses, sean cuales sean. En este sentido, para ellos la sentencia era esperada, pues es él, el pobre empresario hecho político, contra un gobierno corrupto y “antiamericano” que se extiende al sistema de justicia.
La controvertida representante republicana y porrista de Trump, Marjorie Taylor Greene, publicó una imagen de la bandera estadounidense invertida poco después de que se diera a conocer el veredicto del juicio. Está claro que para ella y los miles de seguidores que le dieron «me gusta» en Twitter, la sentencia fue una traición contra Estados Unidos, mostrando que la situación actual es el punto más bajo de la nación.
La polarización política en Estados Unidos ha alcanzado un punto tal que las condenas judiciales y los escándalos parecen tener un efecto limitado en la lealtad de los votantes. Esta dinámica plantea un desafío significativo para el sistema democrático del país, donde la justicia parece haber quedado relegada a un segundo plano frente a las lealtades partidistas y las narrativas ideológicas. Quedará por ver si este enfoque será suficiente para cambiar la opinión de un electorado profundamente dividido.
La polarización política en los Estados Unidos
Estados Unidos está atrapado en un conflicto partidista que divide a políticos, comunidades e incluso familias.
El país ha atravesado profundas divisiones entre sus partidos políticos durante eventos históricos como la industrialización, la Guerra Civil, la inmigración a fines del siglo XIX, el sufragio femenino, las guerras mundiales, la lucha por los derechos civiles y protestas en contra de la guerra de Vietnam en la década de 1960.
Los políticos, desde el presidente hasta los funcionarios estatales y locales, juegan con creencias firmemente arraigadas y, a veces, incluso avivan el fuego.
La polarización política en Estados Unidos se ha vuelto tan intensa que muchas personas ya no confían en nadie.
La raza, la religión y la ideología ahora se alinean con la identidad partidista en formas que a menudo no lo hacían en épocas en las que los dos partidos eran coaliciones relativamente heterogéneas.
Una “poderosa alineación de ideología, raza y religión hace que las fragmentaciones ideológicas, políticas y culturales en Estados Unidos sean inusualmente amplias y profundas».
El académico Darrell West analiza los aspectos económicos, culturales y políticos de la polarización.
West sostiene que las tensiones sociales se han convertido en un tribalismo «peligroso» que amenaza la democracia estadounidense.
«A menos que la gente pueda salvar estas divisiones y forjar un nuevo camino hacia adelante, será imposible trabajar juntos, mantener una democracia en funcionamiento y resolver los problemas políticos urgentes del país».
EN URUGUAY
Nuestra sociedad también enfrenta desafíos, podemos considerar la reflexión de West sobre las tensiones sociales en Estados Unidos que se han convertido en un tribalismo “peligroso” que amenaza la democracia, aumentando la polarización política alcanzado niveles intensos, erosionando la confianza entre las personas. Sin embargo, aquí en Uruguay, podemos aprender de esta situación y esforzarnos por mantener un diálogo constructivo y un entendimiento mutuo.
DEMOCRACIA TRADICIONAL
- Promover el diálogo: Fomentar espacios de conversación donde las diferencias de opinión se respeten y se busque el entendimiento. El respeto mutuo es fundamental para una sociedad cohesionada.
- Educación ciudadana: Fortalecer la educación cívica para que los ciudadanos comprendan los principios democráticos, los derechos y deberes, y la importancia de la participación activa en la vida política.
- Transparencia y rendición de cuentas: Exigir a nuestros líderes transparencia en sus acciones y rendición de cuentas. La confianza en las instituciones es esencial para una democracia saludable.
- Promover la empatía: Recordar que todos tenemos experiencias y perspectivas diferentes. Practicar la empatía nos ayuda a comprender las preocupaciones de los demás.
DEMOCRACIA DIGITAL:
Promover el diálogo:
- Espacios digitales inclusivos: En la era de la tecnología, debemos fomentar espacios de conversación en línea donde las diferencias de opinión se respeten. Las redes sociales, foros y plataformas de mensajería pueden ser útiles para este propósito. Sin embargo, es importante que estos espacios sean inclusivos y no se conviertan en cámaras de eco.
- Moderación efectiva: Las plataformas digitales deben implementar políticas de moderación que promuevan el respeto y eviten la difusión de discursos de odio o desinformación. La inteligencia artificial y los algoritmos pueden ayudar a identificar y eliminar contenido perjudicial.
Educación ciudadana:
- Alfabetización digital: La educación cívica debe incluir aspectos relacionados con la alfabetización digital. Los ciudadanos deben comprender cómo funcionan las redes sociales, cómo verificar la información y cómo proteger su privacidad en línea.
- Conciencia sobre desinformación: Las nuevas tecnologías también han dado lugar a la propagación de noticias falsas. La educación debe enfocarse en enseñar a las personas a discernir entre información veraz y desinformación.
Transparencia y rendición de cuentas:
- Tecnología blockchain: La tecnología blockchain puede utilizarse para garantizar la transparencia en procesos electorales y en la gestión de fondos públicos. Los registros inmutables y descentralizados pueden aumentar la confianza en las instituciones.
- Portales de datos abiertos: Los gobiernos pueden crear portales en línea donde publiquen datos relevantes sobre su funcionamiento. Esto permite a los ciudadanos acceder a información y evaluar la actuación de sus líderes.
Promover la empatía:
- Redes sociales como herramienta de empatía: Las redes sociales pueden ser utilizadas para crear conexiones humanas. Las historias personales, los testimonios y las experiencias compartidas pueden generar empatía y comprensión.
- Inteligencia artificial ética: Al desarrollar y utilizar tecnologías de inteligencia artificial, debemos asegurarnos de que sean éticas y no perpetúen sesgos. La empatía debe ser parte de la programación de estas herramientas.