Libertad de Pensamiento
De cara a los próximos comicios nacionales, PAULA consultó a cuatro actores de la sociedad civil acerca de su parecer sobre la situación del país, y qué se juega el próximo 27 de octubre. Así respondieron.
15/07/2024, 10:00

Mercedes Vigil – Escritora
−En noviembre de 2019, luego de 15 años de gobiernos de izquierda, la población optó por un candidato de un partido tradicional. Para usted, ¿qué provocó este cambio de mirada?
−En todo Occidente soplan vientos de cambio. Hay un giro hacia la derecha, en gran parte porque el pensamiento mágico que caracteriza a la izquierda, en el que te liberan de toda responsabilidad prometiéndote que el Estado saciará todas tus necesidades, fracasó estrepitosamente. Ese buenismo institucional es el responsable de que hoy todos los países de Occidente estén endeudados hasta niveles insostenibles.
−De las metas proyectadas por el presidente Luis Lacalle Pou, ¿qué considera que se cumplió, y qué quedó por hacer?
−Lacalle Pou hizo campaña con un discurso cercano a la derecha. Se define como liberal, pero es un ‘liberal’ más parecido al premier de Canadá, Justin Trudeau que al presidente Javier Milei. Lacalle es estatista, lo que lo coloca en las antípodas del liberalismo clásico. Tanto Trudeau como Lacalle adhieren fervientemente al modelo colonialista de Agenda 2030. La gente no lo sabe pero se estableció un mecanismo perverso que condiciona los préstamos internacionales y la asistencia financiera a la aplicación de la Agenda, con lo cual los dueños del mundo manipulan a los gobernantes de Occidente. Tenemos una ausencia larga de líderes potentes. Para liderar hay que plantear ideas firmes y hoy reina el temor a salirse del ‘camino del medio’. Esto no debe valorarse como una intención de moderación, sino como una estrategia para no incomodar a nadie. Gobernar es como avanzar por una ruta en donde tú no puedes dirigirte al norte y al sur a la misma vez; hay que elegir una dirección pues de lo contrario, no irás a ninguna parte.
−De volver a un gobierno de izquierda, en el pasado caracterizado por políticas sociales asistencialistas y por su dureza con el sector privado, ¿cómo cree que impactaría en la situación de Uruguay?
−La gran amenaza hoy, es el Foro de San Pablo que va cooptando a varios países de Iberoamérica. En donde gobierna el Foro, conculca libertades, viola derechos y gobierna junto al crimen organizado. El FA- PIT-CNT es el Foro de San Pablo y basta ver las dictaduras cubana, nicaragüense y venezolana para saber su ruta: gobernantes corruptos y ricos, ciudadanos cada vez más pobres y esclavos.
−¿Tiene esperanza de que finalmente se pueda resolver la herida de la dictadura, y lograr un consenso en la verdad?
−Acá no se busca La Verdad en absoluto; se intenta adaptar la historia a un relato falso que ha dado infinitos réditos. Los únicos que quizás están interesados en La Verdad son los prisioneros de Domingo Arena y sus familias. El resto, lleva por lo menos tres décadas poniendo palos en la rueda. Estoy segura que, salvo las madres que aún buscan a sus hijos, los que manejan las organizaciones de DDHH, las fundaciones que las financian, y sus estudios jurídicos y satélites, lo que menos quieren es matar a la gallina de los huevos
de oro. Para mantener las heridas abiertas cuentan con la complicidad de todo, o casi todo el sistema político, que no ha dudado en violar la Constitución y las leyes para que las instituciones sean funcionales al Relato. Transformar una tragedia en negocio es una vileza que la historia ha de juzgar.
−¿Considera que la cancelación y el descrédito que imperan a nivel mundial en desmedro de la confrontación de ideas, afecta también a la sociedad uruguaya y a su sistema político?
−Desde que aparecieron en la década de los 60′ los intelectuales orgánicos a sueldo de la ideología marxista la prensa, la Academia y todas las manifestaciones de la cultura quedaron subsumidas a la política. En Uruguay es muy difícil hacer una lista de más de diez “intelectuales” que no participen en política partidaria, lo que ha deteriorado la creatividad e independencia de nuestra cultura. Cuando tienes que escribir lo que te dicta el que te paga la tinta, estás liquidado. Y si el que te paga la tinta es un político, estás condenado a mentir para conservar tu salario. Hoy, casi todos viven de la pauta, de subsidios, de fondos concursables, de algún cargo público o de la financiación de fundaciones a las que deben obediencia. Por eso en Uruguay más que de intelectuales, nos llenamos de funcionarios. En las últimas cinco décadas el que escribe suele revistar en alguna dirección de cultura, oficiar de crítico literario, de numerario en la Academia y de periodista en varios medios -todo eso junto-, lo que nos ha condenado a una endogamia terminal. Hoy, reina una mediocridad pavorosa y lo peor, se exhibe sin pudor. Es más, la generación del 45′ y su bastión, el semanario Marcha, fueron especialistas en inventar artistas mediocres y sepultar talentos. Desde Cuba, Casa de las Américas lleva setenta años financiando toda actividad cultural que apoye la revolución. El semanario Marcha fue un medio de propaganda cubana que llegó a acusar a Jorge Luis Borges de presentar una ‘prosa esclerosada’ cuando criticó a Fidel Castro.
−¿Qué cambios, rumbos o pasos propondría como necesarios en temas como economía, educación, seguridad, libertades, derechos, obligaciones y valores?
−Todos los problemas sociales empiezan y terminan con la educación. El talón de Aquiles de la democracia es la falta de educación del votante, por eso las sociedades deben educar en defensa propia. Tenemos una educación de corte marxista que prepara a los niños para destruir la sociedad en la que viven. El discurso fue cambiando de la lucha proletaria a la del hombre versus la mujer, el negro versus el blanco, el heterosexual versus el homosexual, y demás. Resulta obvio que una educación para la ‘lucha’, produce gente violenta. Hoy no solo hay una actitud beligerante, sino que hay una carencia de aptitud escandalosa, en muchos de los educandos. Se debe cambiar la raíz filosófica y devolvernos al humanismo de los padres fundadores. Hay que restablecer el mérito, porque educar es una tarea enorme desde que convierte a un ser humano en persona. Se debe exigir que los docentes tengan un nivel adecuado, una moral intachable y una actitud acorde con su función. Esta es la verdadera revolución educativa para la que se requiere un gran coraje; coraje que no veo en ningún político. Que los chicos en liceo no comprendan lo que leen es escandaloso, y me hace sospechar que el embrutecimiento colectivo se ha convertido en una política
de Estado.

Ronald Pais – Abogado, escritor, ex legislador
−En noviembre de 2019, luego de 15 años de gobiernos de izquierda, la población optó por un candidato de un partido tradicional. Para usted, ¿qué provocó este cambio de mirada?
−Lo que llevó a un descreimiento generalizado del gobierno del Frente Amplio fue multicausal. La economía fue importante: inflación por encima de las pautas, abultado déficit fiscal, endeudamiento creciente, gasto público desproporcionado, cierre de empresas y pérdida de fuentes de trabajo. Todo ello sufrido por la gente. También los episodios de corrupción y el escándalo al que llegaron, hasta la renuncia del Vicepresidente de la República y aniquilaron aquella supuesta superioridad moral de que “si es de izquierda no es corrupto y si es corrupto no es de izquierda”. Las ventas de humo como el puerto de aguas profundas, el Proyecto Aratirí, el Tren de los Pueblos Libres, la regasificadora, PLUNA, el descubrimiento de petróleo en la plataforma submarina, entre otros. Las “velitas al socialismo”, en que algunos vivos quisieron reflotar con plata del Estado empresas que ellos mismos habían conducido a cerrar con el torpedeo inmisericorde del sindicato. El irrespeto a la institucionalidad resumido en la frase de que ‘lo político está por encima de lo jurídico’. Las leyes inconstitucionales, el bloqueo de las investigadoras, los privilegios para ex sediciosos y sus familiares. El desconocimiento de dos pronunciamientos del pueblo soberano. Y muchas cosas más. Finalmente, Juan Pueblo se cansó y se pronunció en forma clara y rotunda en las elecciones nacionales de 2019, en las que el FA fue superado por un contundente 16 por ciento.
−De las metas proyectadas por el presidente Luis Lacalle Pou, ¿qué considera que se cumplió, y qué quedó por hacer?
−En el documento Compromiso por el País los cinco partidos de la coalición acordaron ‘grandes líneas estratégicas’ que se desarrollan luego en 13 grandes temas. Muchas cosas han sido cumplidas, pero al ser líneas generales, también exceden el corto período de cinco años. Podría destacar la mejoría notoria de la Economía y el Trabajo, la conducción en la pandemia, la reforma necesaria e impostergable de la Seguridad Social, que ahora el PITCNT quiere destruir, la inserción internacional dejando de lado las afinidades ideológicas, la reforma de la educación, la inversión en obra pública, y demás. Entre lo que ha quedado para seguir mejorando, parece bastante obvio que si bien se avanzó respecto a la gestión anterior del Frente Amplio, el estado de la seguridad pública aún no satisface las expectativas de la población. En lo personal hubiera esperado una acción mucho más enérgica y jugada, que la realizada. A diferencia de lo que piensa el señor Presidente, creo que el llamado ‘Modelo Bukele’ sirve para cualquier país. Otro aspecto que se diluyó fue el de las publicitadas auditorías. Hay muchas sombras en asuntos
ocurridos en los gobiernos del Frente Amplio que nunca se terminaron de aclarar. Asimismo, se eludió enfrentar y terminar con el lawfare de fiscales y jueces, empeñados más en venganza que en verdad y justicia. También hay mucho por hacer en medioambiente y bienestar animal. En esto último, la creación de un instituto está bien, pero es errónea su ubicación en la órbita del MGAP y ese instituto, además, debe ser dotado de los recursos humanos y materiales para que pueda cumplir
adecuadamente sus cometidos. Quiero referirme también a algo que se da por sobreentendido pero que no debe ser ignorado o subestimado. Todos los partidos integrantes de la coalición que nos gobierna –todos– son garantía de libertad y democracia. Tal vez algún inadvertido crea que esto es una perogrullada pero no es así. Nada, ni los temas que nos preocupan ni los derechos que se quieran amparar o consagrar, tienen sentido alguno sin un régimen de Libertad y Democracia. Saltará quién diga: ‘¡Pero eso también lo garantiza el Frente Amplio!’. Y yo
respondo con un rotundo: ‘¡No! El Frente Amplio de hoy no es garantía de Libertad y Democracia’. Ya no tiene la pátina democrática que alguna vez quiso exhibir. Está integrado hoy por actores que son totalitarios y defienden dictaduras como la venezolana y la cubana. Y las defienden acá y ahora, sin pudor. Y antes adhirieron a los Comunicados 4 y 7 de la dictadura militar. Y han empleado métodos de coerción y violencia en reiterados episodios sindicales. Y “purgan” a docentes o personas por pensar diferente en la Universidad de la República. Entonces, toda esa gente no da ni puede dar ninguna garantía de Libertad y Democracia.
−De volver a un gobierno de izquierda, en el pasado caracterizado por políticas sociales asistencialistas y por su dureza con el sector privado, ¿cómo cree que impactaría en la situación de Uruguay?
−Sin duda sería un gran retroceso en los logros conquistados en estos años. El problema fundamental es que las opciones que presenta hoy el Frente Amplio son lo más rancio de ideas absolutamente superadas. Querer gobernar con un libreto socialista o comunista, que fracasó en todo tiempo y lugar, no es un
buen mensaje para captar inversión y con ello crear trabajo y bienestar. El empleo genuino –no el de un Estado paquidérmico– sigue siendo la mejor política social porque si queremos ver adónde conducen la dádiva y el clientelismo, aquí al lado tenemos un excelente ejemplo.
−¿Tiene esperanza de que finalmente se pueda resolver la herida de la dictadura, y lograr un consenso en la verdad?
−Hay un sector de la sociedad que quiere que esto no se termine nunca. Les ha servido para desvirtuar los hechos históricos, para adoctrinar a niños y jóvenes a base de mentiras, para seguir alimentando el rencor y
odio que los mantiene en pie, para ir penetrando manifestaciones culturales como el Carnaval, instituciones otrora respetables como la Fiscalía y el mismo Poder Judicial, y hasta el deporte como ha ocurrido con algún club de fútbol. No les ha ido mal porque nadie les ha puesto un freno. Se les ha tolerado
mucho más de lo tolerable, se les ha dado mucho más de lo razonable. Han obtenido hasta “compensaciones” económicas millonarias a la ‘loable’ contribución de quienes intentaron destruir la democracia uruguaya. No van a ser esas personas las que pongan un punto final hasta que no aparezca alguien que tenga el coraje de hacerlo.
−¿Considera que la cancelación y el descrédito que imperan a nivel mundial en desmedro de la confrontación de ideas, afecta también a la sociedad uruguaya y a su sistema político?
−Claro que la afecta. Para poder confrontar ideas de forma civilizada, tienen que coexistir respeto y diálogo. No se puede hacerlo con quienes argumentan con el grito, la piedra o el
golpe. Tampoco con quien descalifica o insulta. No se puede con el fanático que solo se escucha a sí mismo y ni siquiera considera la posibilidad de que el otro tenga razón y lo convenza. Vivimos tiempos en que el primer recurso no es la polémica razonable, sino la agresión violenta. Pero los violentos no se
dan cuenta de que esto opera como la pelota vasca. Cuanto más fuerte la tiran contra el frontis, más fuerte les vuelve.
−¿Qué cambios, rumbos o pasos propondría como necesarios en temas como economía, educación, seguridad, libertades, derechos, obligaciones y valores?
−Creo que la experiencia de la actual coalición gobernante ha sido riquísima en la forma pluripartidista en la que se constituyó. Como ya lo he dicho en cuanto lugar he podido, deberá existir más y mejor coalición. Más institucionalizada y con ámbitos de debate en
los que se respete el caudal electoral pero donde se trabaje en los acuerdos y en el aporte de ideas, considerando a las minorías. Explayarse sobre todos estos grandes temas daría para varias ediciones, pero me gustaría señalar la importancia de seguir trabajando en el desarrollo de las industrias creativas, y dentro de ese gran marco prestar especial atención a la propiedad intelectual: derechos de autor y propiedad industrial. La economía mundial está en la era del conocimiento y no de los bienes materiales. Uruguay puede seguir atendiendo su producción tradicional,
pero además, desarrollar el sector creativo que adquiere cada vez más importancia en el contexto internacional. Por otra parte, la historia de la Humanidad tendrá un antes y un después de la Inteligencia Artificial. Prepararnos para ello requiere una definición clara y urgente de objetivos y políticas.
Gerardo Zambrano – Empresario agropecuario

−En octubre de 2019, luego de 15 años de gobiernos de izquierda, la población optó por la propuesta de un candidato de un partido tradicional. Para usted, ¿qué provocó este cambio de mirada?
−Diría que el cambio de gobierno más que necesario, era imprescindible. Cuando Jorge Batlle se va en 2005, luego de un gobierno más que complicado, deja un país en crecimiento, con controles a las situaciones adversas que enfrentó, como la corrida bancaria, y la aftosa, entre otros. Si se hace un racconto rápido, el Frente Amplio toma un país en crecimiento, con un primer período de Tabaré Vázquez, que sigue el influjo de lo que se venía haciendo en el final del gobierno de Batlle. En el segundo período, asume José Mujica. Más allá de mis convicciones personales y como gobernante sobre su trayectoria y su tradición, fue un gobierno que dilapidó el mejor período que tuvo Uruguay en décadas, con precios internacionales al alza y un montón de factores que eran para aprovechar. Durante ese período se dilapidó todo, no hay más que ver lo que se hacía y cómo se gastaba. Después llegó el segundo gobierno de Tabaré, ya con complicaciones económicas y un panorama internacional distinto. Entonces se produjo ese imprescindible cambio de rumbo. Si uno piensa que cuando cayó la pandemia, al inicio del gobierno de la coalición y de Luis Lacalle, hubiera estado el Frente Amplio para manejarla, con su filosofía de encerramiento y de acotar la economía, hubiera sido un desastre como lo fue en Argentina. Ese primer obstáculo del gobierno de Lacalle, viendo cómo se manejó la pandemia y el poco efecto adverso que tuvo en la economía y en la sociedad, fue para todos, incluidos los votantes del Frente Amplio, una comprobación de la importancia y necesidad de ese cambio, que siguió estos años con esfuerzo y con reformas imprescindibles.