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El pensador Alvin Toffler escribió cincuenta años atrás la siguiente consideración:

«Los analfabetos del futuro no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino aquellos que no sepan aprender, reaprender y desaprender».

Toffler volcaba conceptos como el antedicho ante un entorno tecnológico que comenzaba a ser revolucionario y a una revolución digital que iba a transformar (como finalmente fue ocurriendo) a la sociedad en su conjunto.

Demasiados cambios en tan poco tiempo, sugería…

 Demasiada sobrecarga informativa. Lo que hoy comenzamos a aprender pierde vigencia en poco tiempo…

Desde hace tiempo se habla de mundo VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) y hoy la pandemia lo está confirmando.

VICA es una sigla que a través de cada letra intenta sintetizar el estado actual del mundo por el que estamos transitando.

VOLÁTIL:  Porque están cambiando los paradigmas y las creencias globales. Porque avanza ferozmente las nuevas tecnologías, porque tenemos un mundo de cimbronazos en la economía y las finanzas globales; un mundo oscilante.

INCIERTO:  Porque la nueva realidad nos genera incertidumbre. Y porque la pandemia nos está enseñando que debemos aprender a vivir en esa incertidumbre. Simplemente porque muchas variables de esta realidad están escapando a nuestro control.

COMPLEJO:  Porque nos resulta confuso. Porque no encontramos conexión válida entre lo que hacíamos, lo que hacemos hoy y lo que intuimos debemos hacer mañana.  Porque entendemos que tenemos que sobrevivir pero en un proceso de difícil adaptación.

AMBIGUO:  Porque no siempre vemos con claridad la relación de todas las variables.

Y en todo este contexto quisiera detenerme en el sindicalismo, que por supuesto no puede escapar a estos cambios.

Voy a detenerme por ahora a nuestros sindicalistas y a su rol en la post pandemia.

Tomando como base el libro «el shock del futuro» del citado escritor, suelo decirle a los sindicalistas que quieren escucharme que desaprender es hacer un esfuerzo consciente para animarnos a cuestionar los patrones establecidos, aquellos que han guiado nuestras acciones a través del tiempo, abandonando la «Zona de Confort» que (como expresé en algún video que hoy está en las redes) se transformará inevitablemente en la «Zona de Malestar»).

Hoy más que nunca la institución sindical tiene mucho para aprender, reaprender y desaprender.

_ Aprender a manejarse con las nuevas tecnologías para no ser sobrepasados inevitablemente por ellas.

_ Reaprender escuchando más que nunca a sus afiliados. Qué necesitan hoy de la entidad sindical? Cuáles son sus necesidades actuales y futuras?

_ Desaprender hábitos y metodología combativas o pseudo combativas porque hoy la lucha pasa fundamentalmente por la capacitación y el desarrollo de sus afiliados.

_  Desaprender entonces muchos conceptos que sonaban reinvindicativos  poco tiempo atrás y que hoy se asemejan más a una cultura «setentista» que a una interpretación cabal de la realidad.

No se trata entonces de declinar derechos sino de adaptarse inteligentemente al mundo y su nueva realidad.

Suelo decirles que en la Revolución Industrial aquel sindicalismo anarquista rompía o hacía  destruir las máquinas interpretando que la nueva tecnología de entonces dejaba a sus dirigidos sin trabajo, pero que hoy no hay nada para destruir, porque las nuevas tecnologías digitales son indestructibles, porque concretamente llegaron para quedarse y para ir evolucionando hacia extremos que ni siquiera podemos imaginar.

Por ello hay que comprender que aquellos Convenios Colectivos de Trabajo aún hoy en vigencia no siempre contemplan, salvo algunas excepciones, las nuevas realidades.

 Trato de que entiendan que Argentina cuenta hoy con alrededor de 600 convenios colectivos y la mitad de ellos fueron firmados antes de los años ochenta. Lo que es peor, todavía subsisten convenios que datan de 1975. Esta llamada ultraactividad de los convenios (que podemos admitir que fueron «emparchados» por un sinnúmero de actas complementarias que fueron firmadas desde la fecha de origen) no aportan  claridad a los afiliados ni guardan relación con los nuevos tiempos.

Les digo que ya no les alcanza con ejercer la función tutelar hacia sus dirigidos, porque ya no se trata de conseguir dos o tres puntos más de incremento en una paritaria, se trata lisa y llanamente de trabajar para acompañarlos en el difícil camino futuro a transitar.

Y si bien es cierto que el conjunto de los trabajadores que un sindicato o gremio representa conforman una masa, no menos cierto es que dicha masa está compuesta por trabajadores con inquietudes individuales (individuos con intereses, con distintos grados de responsabilidad, con justas ambiciones. Y que a esos individuos habrá que acompañarlos para que en forma conjunta con las organizaciones empresarias y sindicales puedan lograr metas y objetivos a través de acciones mancomunadas. No se trata de cogestión, se trata de identidad de objetivos.

A esta altura es necesario remarcar que los sindicatos (y también las empresas) deberían pasar a la ofensiva antes de que las nuevas realidades lo impongan.

Me imagino un sindicalista post pandemia firmando convenios con entidades educativas terciarias para ayudar a sus dirigidos a darle un proyecto de vida laboral que podrá ser dentro o fuera de la empresa en la que se desempeñen.

Y esa capacitación deberá exceder las carreras tradicionales.  Porque sin lugar a dudas la Tecnología cruzará inevitablemente todas las carreras del futuro.

El sindicalismo que no entienda esto podrá ser viviendo (en lo personal entiendo que seguirá «flotando») en un hábitat de mediocridad decreciente. Como expresé antes en una «zona de confort» que conduce a la «zona de malestar».

Por lo tanto sugiero:

Desaprender para comenzar un proceso de CRECIMIENTO.

Desaprender con APERTURA hacia las nuevas realidades.

Desaprender con una alta dosis de INCONFORMISMO ante lo que somos en la búsqueda de lo que queremos ser.

Desaprender para comenzar una etapa de fomento de la CREATIVIDAD que parece no abundar en nuestro país.

En ocasiones me pregunto cómo se defiende hoy la legitimidad del Sindicalismo. Si existe dentro del mundo digital la posibilidad de mantenerse activo y no perder afiliados.

Primero tenemos que entender que lo que ha generado el Covid 19 es una aceleración de lo que ya venía sucediendo.

Y que por ello han florecido prácticas como el home office, el comercio electrónico, el marketing digital, etc.  Estamos ante un nuevo escenario.

Es la hora de que los sindicatos, tratando de que se respete una base (piso) de derechos proponga el salto cualitativo y entienda sobre la necesidad de que sus trabajadores sean parte del cambio y no superados por el mismo.

Hay encuestas que encuentran a los sindicatos de todo el mundo con una alta imagen negativa, no solo dentro del mundo empresario sino dentro de la sociedad en general. Es entonces el momento para modernizarse.

 Para ello, se impone además replantear profundamente qué líderes necesitamos. Líderes que tendrán que ver más con la nueva realidad que impone la post pandemia que con la historia.

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