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Texto del Discurso del Presidente Lacalle

Señor presidente de la Asamblea, señor secretario general de las Naciones Unidas, señoras y señores.

Hace casi dos años el mundo cambio por completo afecto a todas las naciones a lo largo y ancho del planeta, a las ricas, a las pobres, a las grandes, a las chicas, a las desarrolladas y a las que no lo estaban, sumado a eso no había un plan, y cada país afrontó la pandemia con distintas recetas.

Los resultados son conocidos, han variado en los distintos países, aún con medidas similares. El covid demostró y desnudo finalmente fortalezas y debilidades.

Vale reconocer el gran trabajo de los investigadores y científicos. El gran trabajo del sistema de salud que se vio sobre exigido. El gran trabajo de maestros y profesores, que se ingeniaron para poder brindar de alguna manera la educación. El trabajo tuvo un cambio único en sus formas.

En fin, la humanidad demostró la capacidad de adaptación, ante una crisis de tal dimensión. Déjenme decirles que vimos su mejor versión. Como contrapartida también desnudó a las inequidades, las diferencias, la mayoría de ellas estructurales de cada país, así como la calidad democrática y la vocación sobre la libertad de distintos gobiernos y sociedades.

Vocación democrática

Nuestro país, el Uruguay, tiene una inmensa vocación democrática, y una valoración muy importante de la libertad individual. La libertad como el estado más puro del individuo. Lo que ha quedado demostrado en esta pandemia, si es que hacía falta, es que el desigual acceso a las herramientas hace que se pueda gozar de distintas maneras la libertad. Y ha caído por tierra esa dicotomía, falsa dicotomía, entre la presencia del estado y la libertad individual. Es más, en los países donde el estado cumple bien el rol de protección, allí los individuos más vulnerables pueden acceder a herramientas para ejercer su libertad.

Y por eso me parece una buena cosa detenernos hoy en este punto, porque obviamente el tema trata de política interna de cada uno de nuestros países, pero tiene connotaciones internacionales.

No podemos concebir la libertad sin responsabilidad y sin solidaridad, cada uno de nosotros en nuestros entornos.

Libertad responsable

En Uruguay, en mi país, el pueblo demostró que con el uso de la libertad responsable manejamos un tramo importante de la pandemia sin mayores contratiempos. La solidaridad de la comunidad estuvo presente en grandes actos, pero también por aquellos que son desconocidos por el gran público, pero que tuvieron un impacto positivo.

En el ámbito internacional donde naciones participamos y de alguna manera confiamos parte de nuestro desarrollo a ellas, ahí tenemos que ser claros y sobre todo respecto al tema de las vacunas. Hubo una carrera contra el tiempo para desarrollar las vacunas. Se hizo a una velocidad récord. Y ojo que no quiero hablar aquí de las patentes ni de las fórmulas, quiero hablar del acceso a las mismas y ha habido un suministro deficitario en las vacunas, deficitario y no equitativo. Los países tuvimos que salir a comprar cada uno por su lado. ¿Y porque creo importante hacer hincapié en esto? Porque el proceso de vacunación todos sabemos que es vital para recuperar la libertad en nuestros países.

Quiero asimismo mencionar otros tres elementos que hacen también a la libertad de los pueblos. Durante la pandemia naturalmente los gobernantes tendieron a proteger a su gente. Es lo primero que tenemos que hacer, la protección de los compatriotas, pero hay que estar alerta que esa protección no se convierta en proteccionismo. Necesitamos de la libertad de comerciar, de la libertad de competir por excelencia, necesitamos acceder a mercados.

Nuestro país está en ese proceso, está en proceso de abrirse más al mundo y necesitamos una correlación con todos los países, bloques y grandes potencias.

Gobiernos violadores de derechos humanos

Por otro lado, señoras y señores, no podemos pasar por este foro, sin hablar, sin referirnos a la violación de los derechos humanos. Violación a los Derechos Humanos por parte de gobiernos que integran esta organización y queda claro que somos respetuosos del principio de no intervención, pero sabrán ustedes, o entenderán que no podemos ser omisos en denunciar estas violaciones. La utilización defectuosa del poder va en detrimento de las libertades. Gobiernos autoritarios que le temen a sus pueblos y le temen a la libertad, y terminan empobreciendo a su gente por varias generaciones.

Por último, y ha sido mencionado acá por varios jefes de estado, la libertad del futuro, la salud del planeta. Hemos participado de declaraciones, conferencias, hemos asumido compromisos. Es momento de llevarlos a la práctica. Y este también ha sido un reclamo que se ha hecho desde este atril. Es importante tener mecanismos de financiación para que los países puedan acceder y avanzar en procesos sostenibles y de protección al medio ambiente.

Quiero terminar con una visión optimista de la realidad. Desde joven he combatido a Thomas Hobbes y ese concepto de que el hombre es el lobo del hombre. El tiempo ha demostrado su profunda equivocación. Los que no lo hayan leído les recomiendo el libro del autor sueco Hans Rosling, Factfulness, donde con evidencia demuestra la evolución positiva de la humanidad.

Y por eso después de esta asamblea, cada uno de nosotros volverá a sus países, a ocuparnos de nuestras tareas cotidianas en el ámbito doméstico, pero no perdamos de vista lo que aquí hemos visto y hemos escuchado. Cada acción, en cada lugar del mundo, nos involucra a todos, porque si hay algo que nos deja de enseñanza esta pandemia, si es que se necesitaba, es que realmente todos somos uno.

Muchísimas gracias.

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